Imprecisiones maravillosas: el día no tiene 24 horas, pero dejémoslo así para no volvernos locos

Según el DRAE un día es el "período de 24 horas, correspondiente al tiempo que la Tierra emplea en dar una vuelta completa sobre su eje". Esa definición no es del todo precisa, y de hecho en la edición en inglés de Wikipedia apuntalan con una palabra clave: es el "período de tiempo aproximado" -ahí está esa clave- "durante el cual la Tierra completa una rotación sobre su eje".

Nos hemos acostumbrado a considerar que el día tiene 24 horas como una verdad absoluta, pero la realidad es que esas 24 horas son la duración media de los días: la mayoría de ellos duran algo más o algo menos de esas 24 horas.

La Tierra tarda menos de 24 horas en girar 360°

Si tenemos en cuenta esa definición de ambas fuentes, estaríamos hablando de que un día es el período en el que la Tierra gira 360° sobre su eje, pero en realidad nuestro planeta tarda 23 horas, 56 minutos y 4,09 segundos en girar sobre sí misma.

Pero ocurre que además de girar sobre sí misma la Tierra gira alrededor del Sol, y para que el Sol alcance el mismo punto longitudinal en el cielo de un día al siguiente necesitamos tener en cuenta ese movimiento de traslación, y no solo el de rotación.

De ahí que la definición popular y convencional de día se asocie al llamado día solar medio, que equivale a 86 400 segundos -o lo que es lo mismo, 24 horas, como decíamos- y que se corresponde con el tiempo civil.

Es un promedio del día solar verdadero o día sidéreo, que es el lapso entre dos tránsitos sucesivos del equinoccio medio. El mismo, vaya, del que hablábamos cuando decíamos que tiene una duración de 23 horas, 56 minutos y algo más de 4 segundos.

Aunque en tiempo civil se usa el día solar medio, en astronomía se utiliza el tiempo sidéreo. Los cuatro minutos extra son los que la Tierra necesita para que el Sol quede en la misma posición en el cielo: en realidad no tenemos que rotar 360° para completar un día solar medio completo completo: la Tierra rota un poquito más.

El analema como foto de lo que ocurre con nuestros días de 24 horas

Estos conceptos son los que provocan efectos como el analema, la curva que produce la posición del Sol en el cielo si se la observa a la misma hora del día (tiempo civil, ojo) y desde el mismo punto de observación. Esa particular forma en forma de ocho es protagonista en esa singular disciplina fotográfica llamada astrofotografía.

Ese analema refleja ese movimiento de la Tierra alrededor del Sol que varía según la distancia de nuestro planeta a nuestra estrella.

Si está más lejos orbita el Sol (afelio) más lento de la media, pero cuando está más cerca del Sol (perihelio) orbita más rápido que la media, lo que hace que rote ligeramente menos de lo necesario para que el Sol vuelva a la misma posición tras 24 horas.

Las diferencias entre el tiempo solar medio y el sidéreo conforman la llamada ecuación de tiempo. Estos coinciden en cuatro instantes del año: el 15 de abril, el 14 de junio, el 1 de septiembre y el 25 de diciembre.

El analema, representación gráfica de esa ecuación, no siempre tendrá esa forma de ocho, por cierto. En unos 5.000 años el afelio y el perihelio de la Tierra se alineará con los equinoccios, lo que hará que el analema cambie a una forma de gota. A saber cómo mediremos el tiempo para entonces.

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