Es claro que la ciberseguridad dejó de ser un asunto reservado para los expertos en tecnología, especialmente en un país como Colombia, donde cada día se registran cerca de 98 millones de intentos de ataque digital, proteger la continuidad de las operaciones ya es un desafío tan cotidiano como abrir la puerta de un local o activar la cadena de distribución.
De hecho, se trata de un tema que no da tregua y de hecho, el país figura como el segundo más atacado de Latinoamérica, con un crecimiento sostenido de incidentes en sectores que sostienen la infraestructura crítica nacional.
Este contexto es el que explica la llegada de Cyber Allianz Protect, la nueva plataforma de protección empresarial presentada por Allianz Colombia. Y aunque se le denomina póliza, su alcance apunta a mucho más: pretende convertirse en un escudo integral para empresas que hoy enfrentan amenazas más frecuentes, más costosas y más sofisticadas que nunca.
Cuando un ataque deja de ser un “riesgo TI” y se convierte en riesgo operacional
Las cifras del Ministerio TIC muestran un país expuesto sin pausa: 36.000 millones de intentos de afectación durante 2024 y un nivel de incidentes que supera en 40 por ciento el promedio global.
En paralelo, el 74 por ciento de los ciberataques inicia con un simple correo fraudulento, una señal de que la puerta de entrada ya no está en el hardware sino en las rutinas más básicas de los empleados.
En este escenario, un ataque deja de ser un problema tecnológico para convertirse en uno empresarial. Las pérdidas económicas, solo en 2024, superaron los 800 millones de dólares. Un solo incidente exitoso, según estimaciones de Allianz, puede representar para una empresa local un impacto cercano a 1,5 millones de dólares entre la recuperación, la detención de operaciones y el daño reputacional.
Ese nivel de exposición permite entender por qué el Allianz Risk Barometer vuelve a ubicar a los incidentes cibernéticos como el principal riesgo empresarial del mundo.
En Colombia, la realidad coincide: las organizaciones conviven con interrupciones operativas, ataques de ransomware, extorsiones, filtraciones y fallas en proveedores tecnológicos. Y lo hacen, en muchos casos, sin una estrategia clara para manejar el momento cero del ataque, cuando cada minuto define si el incidente se convierte o no en un desastre financiero.
Una plataforma pensada para la resiliencia
Cyber Allianz Protect nace para intervenir precisamente en ese punto: la necesidad de transformar la reacción al riesgo en resiliencia permanente. Es una plataforma modular que combina protección financiera con acompañamiento técnico, legal y operativo antes, durante y después de un incidente.
En su esencia, la póliza cubre tres dimensiones críticas del riesgo cibernético. La primera tiene que ver con la responsabilidad frente a terceros cuando ocurre una fuga de datos personales o corporativos, una situación cada vez más común en ataques que mezclan robo de información con cifrado y amenaza de publicación.
La segunda se centra en los daños propios, desde la reconstrucción de sistemas hasta las investigaciones forenses necesarias para contener y eliminar la vulneración. La tercera dimensión responde a la interrupción del negocio, un punto crucial en un país donde la operación de una pyme o mediana empresa puede quedar detenida durante días por un ataque que apenas toma segundos en ejecutarse.
Además, la plataforma contempla escenarios hoy habituales como la extorsión digital, los ataques de ransomware y los gastos regulatorios asociados a la notificación de incidentes. Un detalle relevante es que la póliza activa un protocolo de respuesta inmediata, apoyado en técnicos especializados y firmas legales que intervienen desde el primer minuto, sin esperar a que el daño escale o a que se determine la magnitud de la pérdida.
Un servicio que exige madurez tecnológica
Aunque la póliza transfiere el riesgo financiero, Allianz exige a los asegurados cumplir con un nivel mínimo de madurez digital.
No se trata de elevar barreras, sino de asegurar que la protección funcione. Las empresas deben demostrar que cuentan con medidas básicas como autenticación multifactor, protocolos de respaldo, planes de continuidad y prácticas elementales de higiene digital.
Es una relación que se mueve en dos sentidos: el asegurado fortalece su postura de seguridad y la aseguradora acompaña el proceso con consultoría técnica y evaluación continua de vulnerabilidades. En otras palabras, no es un producto destinado a cubrir pérdidas, sino a reducir la probabilidad de que estas ocurran y a limitar su impacto cuando son inevitables.
El mercado cambia y la necesidad se acelera
Aunque las tarifas de ciberseguros a nivel global han mostrado una tendencia a la baja, el riesgo para las empresas no lo ha hecho.
El ransomware sigue representando cerca del 60 por ciento del valor de los siniestros globales y la doble extorsión se ha convertido en la táctica dominante de los grupos criminales.
Este contraste, tarifas más estables, riesgo más alto, abre una ventana para que más empresas puedan acceder a este tipo de protección. Pero también evidencia que el seguro dejó de ser un elemento opcional dentro del presupuesto de TI: es parte estructural de la estrategia de continuidad del negocio, igual que un generador de respaldo o un plan de recuperación ante desastres.
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