En septiembre, el mes en el que Colombia celebra el amor y la amistad, millones de usuarios buscan fortalecer lazos afectivos dentro y fuera de lo digital. Sin embargo, las aplicaciones de citas, hoy tan comunes como las redes sociales, también se han convertido en terreno fértil para un tipo de fraude cada vez más sofisticado: las estafas románticas.
Los delincuentes digitales han aprendido a jugar con la emoción y la confianza. Según investigadores de ESET Latinoamérica, las excusas se repiten con frecuencia: emergencias médicas repentinas, crisis económicas imprevistas o solicitudes urgentes de ayuda. El patrón es claro: crear rápidamente un vínculo emocional para, después, aprovecharlo.
Este modus operandi no solo busca robar dinero, también compromete la seguridad emocional y, en algunos casos, incluso física de las víctimas. Desde el traslado de las conversaciones a canales no seguros hasta amenazas con imágenes íntimas, los riesgos son múltiples y no se limitan al plano económico.
El auge de las citas online y sus vulnerabilidades
La pandemia aceleró un fenómeno que ya venía en crecimiento. El confinamiento llevó a millones de personas a explorar las relaciones digitales como alternativa, y ese hábito se mantiene.
Un informe de Grand View Research estima que este mercado global crecerá a un ritmo anual del 7,6 por ciento hasta 2030. Pero a mayor popularidad, mayor interés para los estafadores.
En este contexto, algunos grupos resultan más expuestos que otros. Adultos mayores, mujeres de mediana edad y menores figuran entre los más vulnerables, no por ingenuidad, sino por factores como la soledad, la confianza depositada en vínculos online o la falta de educación digital.
Un problema que ya golpea en Colombia
Las cifras locales refuerzan la alerta. En lo corrido de 2025, la Policía Metropolitana de Bogotá ha capturado a 37 personas implicadas en hurtos mediante estafas digitales, muchas de ellas cometidas a través de apps de citas y redes sociales.
La Secretaría de Seguridad ha recordado que existen líneas de atención como la Línea 123 o el programa AIDE para quienes ya han sido víctimas o se sientan en riesgo.
Frente a este panorama, la prevención se convierte en la mejor herramienta. Fabiana Ramírez, investigadora de seguridad informática de ESET Latinoamérica, lo resume en una idea central: la clave está en reconocer las señales de alerta antes de que sea demasiado tarde. La educación digital, dice, es la primera línea de defensa frente a estos engaños que mezclan emociones con delitos.
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