La órbita terrestre está más concurrida que nunca. Actualmente operan más de 11.000 satélites activos, a los que se suman los miles que se lanzarán en la próxima década.
A esto se agregan más de 1,2 millones de fragmentos de basura espacial mayores a un centímetro, capaces de causar daños severos a cualquier vehículo en órbita. Es por ello que el riesgo de colisiones ha pasado de ser un escenario improbable a un reto cotidiano para la industria espacial.
Para responder a este problema creciente, la Agencia Espacial Europea (ESA) desarrolló CREAM (Collision Risk Estimation and Automated Mitigation), un sistema de automatización diseñado para mejorar la gestión de riesgos y optimizar las maniobras de evasión de satélites.
La iniciativa busca reducir la carga de trabajo de los operadores, minimizar las falsas alarmas y, sobre todo, aumentar la seguridad de las misiones.
Automatizando la toma de decisiones en órbita
Evaluar la probabilidad de un impacto y planificar maniobras de evasión son procesos complejos que requieren coordinación precisa entre operadores de satélites, proveedores de servicios de vigilancia espacial y, en el futuro, autoridades reguladoras.
La comunicación entre estos actores no siempre es fluida, lo que puede generar retrasos o conflictos en la ejecución de maniobras.
CREAM propone un cambio de paradigma: automatizar gran parte del proceso. El sistema es capaz de identificar posibles conjunciones, generar planes de maniobra, asistir en la toma de decisiones y facilitar la coordinación entre diferentes actores.
En caso de que dos satélites activos estén en riesgo de colisión, CREAM puede incluso actuar como mediador, proponiendo soluciones y recurriendo a un servicio de arbitraje si es necesario, garantizando transparencia y equidad en el proceso.
De las pruebas en tierra a las demostraciones en órbita
Actualmente, los componentes de CREAM, desarrollados por GMV y Guardtime, se encuentran integrados en una única plataforma y por ahora el sistema opera desde tierra, ya puede emitir alertas, calcular maniobras concretas y coordinar la implementación con las partes involucradas.
La ESA prepara ahora una fase piloto ampliada que incluirá demostraciones en órbita.
Estas pruebas se realizarán en misiones secundarias, con CREAM a bordo como carga digital, y en una misión dedicada exclusivamente a validar sus capacidades en un entorno real.
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