El Telescopio Espacial Hubble de la NASA logró captar la imagen más nítida registrada hasta la fecha del cometa interestelar 3I/ATLAS, el tercer visitante procedente de otro sistema estelar que es captado atravesando nuestro vecindario cósmico a una velocidad récord.
Pero no solo se trata solamente de la fotografía que muestra que el cometa tiene una cápsula de polvo en forma de lágrima que se desprende de su núcleo sólido y helado.
La observación también ofrece pistas más precisas sobre su tamaño, estructura y comportamiento, reforzando la misión de la agencia espacial estadounidense de identificar y comprender mejor los objetos cercanos a la Tierra.
Un visitante de otra estrella
(NASA)
Descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de alerta temprana ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), 3I/ATLAS se encontraba entonces a 676 millones de kilómetros del Sol.
Y ahora se conoce es su velocidad que es de unos 209.000 kilómetros por hora, cifra que lo convierte en el objeto visitante más rápido jamás registrado en el Sistema Solar y además ofrece una pista de que ha viajado por el espacio interestelar durante miles de millones de años, recibiendo sucesivos impulsos gravitacionales de estrellas y nebulosas a lo largo de su trayecto.
A diferencia de los cometas de origen local, 3I/ATLAS se formó en otro sistema solar de la Vía Láctea y su paso actual es un evento extremadamente inusual. La trayectoria que sigue presenta una rara alineación con el plano de la eclíptica, lo que le lleva a atravesar la región del cinturón de asteroides y acercarse a planetas como Marte, Venus y Júpiter.
Lo que reveló el Hubble
(NASA)
Las imágenes del Hubble han permitido estimar que el núcleo helado y sólido del cometa tiene un diámetro máximo de 5,6 kilómetros, aunque podría ser tan pequeño como 320 metros.
A pesar de la alta resolución, el núcleo sigue oculto tras una envoltura de polvo y gas. El telescopio también detectó una pluma de polvo expulsada desde el lado iluminado por el Sol y una tenue cola que se extiende desde el núcleo, con un ritmo de pérdida de material similar al de cometas detectados a unos 480 millones de kilómetros del Sol.
Estos datos se complementarán con observaciones del Telescopio Espacial James Webb, el satélite TESS, el Observatorio Neil Gehrels Swift y la colaboración con el Observatorio W. M. Keck, que permitirán afinar estimaciones y estudiar la composición química del objeto.
Una rareza en el cinturón de asteroides
(NASA)
En su paso actual, 3I/ATLAS está cruzando el cinturón principal de asteroides, una región repleta de millones de rocas que representan un riesgo potencial de colisión.
A las velocidades que alcanza, un impacto con un objeto de 20 metros liberaría una energía equivalente a 20 megatones de TNT, suficiente para destrozar incluso un cuerpo mucho mayor.
Esto ha dado lugar a especulaciones científicas: algunos investigadores plantean escenarios naturales, como que se trate de un asteroide rico en polvo, y otros exploran hipótesis más exóticas, incluyendo la posibilidad de que sea una estructura artificial diseñada para navegar de forma segura por regiones densas de material rocoso.
Lo que vendrá
(NASA)
3I/ATLAS permanecerá visible para telescopios terrestres hasta septiembre de 2025, antes de pasar demasiado cerca del Sol y ocultarse desde nuestra perspectiva.
Reaparecerá en diciembre, momento en el que las misiones espaciales seguirán recopilando datos para desentrañar su verdadera naturaleza.
Aunque no hay indicios de amenaza para la Tierra, cada observación de este tipo de visitantes cósmicos ayuda a mejorar las técnicas de detección y seguimiento de objetos potencialmente peligrosos, y abre la puerta a descubrimientos sobre la formación y evolución de sistemas planetarios más allá del nuestro.
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