A menos de un año de las elecciones presidenciales, Colombia enfrenta uno de los mayores retos de su historia reciente: recuperar la confianza en la transparencia del voto en un contexto donde los rumores de fraude han vuelto al centro del debate.
No obstante, la desconfianza no es exclusiva de los colombianos, el desafío se repite en gran parte del mundo. Según el informe Democracy in Latin America, más del 35 por ciento de los ciudadanos de la región duda de la integridad de los procesos electorales, incluso sin evidencia concreta de manipulación.
En este escenario, la tecnología, particularmente la inteligencia artificial, la biometría y el blockchain, emerge como una posible aliada para fortalecer la legitimidad democrática.
IA y biometría: el rostro de una nueva seguridad electoral
De acuerdo con David Rojas, CEO de Intexus, compañía latinoamericana especializada en tecnologías de gestión de identidad, la combinación entre IA y biometría podría marcar un punto de inflexión en la manera en que los ciudadanos se identifican y votan.
“Combinadas permiten autenticar en tiempo real la identidad de los votantes mediante huella, rostro o iris, reduciendo significativamente las suplantaciones”, explicó Rojas.
Este tipo de autenticación no solo refuerza la seguridad del proceso, sino que también facilita la participación ciudadana en zonas rurales o del exterior, donde los trámites presenciales son más limitados.
La precisión de estos sistemas, entrenados para detectar patrones únicos e imposibles de falsificar, podría sustituir en el futuro los métodos tradicionales de identificación, como contraseñas o documentos físicos.
Blockchain: el nuevo libro contable de la democracia
Sin embargo, la autenticación es solo una parte del problema. La otra es garantizar que los votos sean inmutables y verificables, sin depender de una autoridad central que pueda ser manipulada.
Aquí entra en juego el blockchain, la tecnología que sustenta las criptomonedas, y que ahora se proyecta como un nuevo “notario digital” para los procesos electorales.
Cada voto se registraría como un bloque cifrado dentro de una cadena de datos inalterable. Cualquier intento de modificación dejaría un rastro visible para todos los auditores del sistema.
“La descentralización fortalece la confianza en los resultados al eliminar la posibilidad de alterar actas sin dejar evidencia”, señaló Rojas. Además, la IA puede auditar automáticamente los registros en tiempo real, detectando anomalías antes de que escalen a un posible fraude.
La transparencia también se multiplica: el conteo puede realizarse de forma inmediata y visible, evitando las largas jornadas de escrutinio que tradicionalmente han sido foco de controversias.
Lecciones de la región y el camino hacia 2026
La idea de integrar blockchain e IA en elecciones ya empieza a materializarse en otros países. En Perú, una ley permitirá que, a partir de 2026, los miembros de las Fuerzas Armadas y los ciudadanos en el exterior voten a través de plataformas blockchain, con trazabilidad y conteo en tiempo real.
Colombia podría seguir ese camino. Aunque el país cuenta con una infraestructura tecnológica avanzada en comparación con otros de la región, el reto no está solo en implementar la tecnología, sino en garantizar su adopción ética, inclusiva y transparente.
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