El rover Perseverance encontró en Marte una roca inesperada que no parece pertenecer al planeta y esto había en su interior metálico

Jimmy Pepinosa

Editor

El rover Perseverance lleva más de cinco años recorriendo Marte con la misma curiosidad de un niño que se detiene a examinar cada piedra del camino. Ese hábito, que ha guiado algunos de los hallazgos más relevantes de la misión, vuelve a ser protagonista tras el encuentro con una roca que no encaja en el paisaje del cráter Jezero. 

Su composición, su forma y su presencia en una zona donde no debería estar han despertado nuevas preguntas sobre los visitantes que llegaron a Marte mucho antes que nosotros.

El descubrimiento ocurrió en la región de Vernodden, dentro del cráter Jezero, un antiguo lago que Perseverance ha cartografiado desde su llegada en febrero de 2021. Allí, entre sedimentos típicos de la zona, apareció una roca de unos 80 centímetros de ancho bautizada como Phippsaksla

Un hallazgo que rompe el patrón del paisaje marciano

(NASA)

A simple vista parecía más grande, elevada y modelada que cualquier otra en su entorno. Esa singularidad fue suficiente para que la Mastcam-Z del rover la capturara en detalle y activara la curiosidad científica del equipo.

Las primeras imágenes insinuaban que algo no encajaba. El análisis químico posterior, realizado con los láseres y espectrómetros de SuperCam, ofreció la clave: un contenido anómalo de hierro y níquel. 

Esa firma química es típica de los meteoritos metálicos, restos del núcleo de antiguos asteroides que se formaron cuando los minerales más pesados del sistema solar joven se concentraron en cuerpos rocosos de gran tamaño. Su presencia en la superficie marciana es rara, aunque no desconocida. Lo que sorprende es que Perseverance, pese a su larga travesía, no hubiera encontrado uno antes.

Lo que reveló su interior

(NASA)

El análisis espectroscópico de Phippsaksla confirma que la roca está compuesta principalmente por hierro y níquel, dos elementos que en concentraciones tan altas no suelen encontrarse en formaciones propias de Marte. 

Ese interior metálico sugiere que procede de un asteroide cuya estructura se habría fundido y diferenciado hace miles de millones de años. Con el tiempo, un fragmento de ese antiguo cuerpo habría viajado por el sistema solar hasta impactar contra Marte.

Aunque aún se requieren estudios adicionales para certificar su origen meteorítico, las señales apuntan hacia un visitante interestelar que ha permanecido intacto sobre la superficie, conservado por la delgada atmósfera marciana. 

De confirmarse, se trataría del primer meteorito metálico identificado por Perseverance y un nuevo capítulo en la comprensión de los materiales que han intervenido en la historia geológica del planeta rojo.

Por qué una roca como esta importa tanto

(NASA)

Los meteoritos metálicos funcionan como cápsulas del tiempo. A diferencia de las rocas marcianas sometidas a erosión, estos fragmentos conservan información sobre las condiciones del sistema solar temprano y sobre los cuerpos que chocaron con Marte a lo largo de su historia. Phippsaksla podría aportar detalles sobre la composición de los asteroides que interactuaron con el planeta y sobre la evolución de las superficies donde impactaron.

Además, el hallazgo se integra en un panorama más amplio de descubrimientos recientes que buscan descifrar los orígenes de los cuerpos planetarios. Estudios publicados este año han analizado las huellas isotópicas de las rocas lunares para determinar la procedencia de Theia, el protoplaneta que chocó contra la Tierra y formó la Luna. 

La coincidencia en los patrones isotópicos entre nuestro planeta, su satélite y ciertos meteoritos sugiere que algunos de estos materiales, incluidos los que Marte recibe en forma de rocas metálicas, podrían haber nacido en la misma región interior del sistema solar.

Rocas como Phippsaksla permiten conectar estos escenarios: los impactos que moldearon la Tierra primitiva, los fragmentos que viajaron entre mundos y los eventos que definieron la arquitectura de nuestro vecindario cósmico.

La roca que podría viajar a la Tierra

(NASA)

Perseverance es el primer rover capaz de perforar y almacenar muestras en tubos sellados para un retorno futuro a la Tierra. Si NASA lo decide, fragmentos de Phippsaksla podrían convertirse en parte del conjunto de muestras que un próximo vehículo recogería en una misión posterior. 

Una roca con estas características, analizada en laboratorios terrestres, permitiría rastrear con mayor precisión su origen, determinar la historia térmica del asteroide del que provino e incluso reconstruir su trayectoria previa al impacto con Marte.

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