Ni los pioneros de Twitter en Colombia pagarán por la marca azul: por qué la verificación comprada no tiene sentido

Captura De Pantalla 2023 03 31 A La S 12 39 53
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Este primero de abril comienza el anunciado fin de la verificación orgánica de cuentas en Twitter. Según se anunció, la única manera de obtener el otrora codiciado ‘chulito azul’ es pagar los 8 dólares de la suscripción a Twitter Blue. Es algo que, como la práctica totalidad de usuarios verificados que he consultado, no tengo intención de hacer.

Como millones de usuarios, mi relación con Twitter ha cambiado a lo largo de los años. De una curiosidad inicial a una mutua tolerancia, a un matrimonio por conveniencia (la necesitaba en mi trabajo), a algo parecido al amor. Llegué a encontrar en esa red un espacio fenomenal para contactar personas, enterarme de fenómenos digitales que recién comenzaban y, por supuesto, mantenerme al tanto de las mayoritariamente tontas, pero generalmente inofensivas, tendencias de aquellos días en que Twitter era chévere.

No faltaría a la verdad decir que era mi red social favorita.

Eso, por supuesto se acabó. Aunque Twitter tuvo problemas por años para definirse social y comercialmente, la red había avanzado hacia un esfuerzo sincero por purgar mensajes de acoso, bullying y discurso de odio y evitar que fuera usada en fenómenos de desinformación y manipulación. Nunca lo logró del todo, nadie lo ha hecho, pero sin duda trabajaba de manera denodada en ello.

Luego, a mi red favorita la compró el hombre más rico del mundo y hoy, menos de cinco meses después, ni la red es lo uno, ni el hombre es lo otro.

El futuro de la civilización

Elon Musk pagó más de lo que valía Twitter. Mucho más. Aunque dijo que lo hizo por el ‘futuro de la civilización’, lo cierto es que se vio forzado a honrar una oferta poco pensada y a concretar a regañadientes la compra un día antes del plazo fijado por una corte.

Desde entonces, ha ejecutado un proceso de desmantelamiento de lo que hacía de Twitter una red tan especial tan sistemático y efectivo que a veces parecería que estuviera tratando de destruirla.

Lo del ‘check’ de verificación es la medida más reciente. Verlo ir no representa, en mi experiencia personal, un trauma demasiado severo. Pese a que en su momento lo anhelé, lo busqué y celebré obtenerlo, no pone o quita demasiado a mi perfil tuitero.

Lo que sí es un problema colosal es la pérdida del ‘check’ de todos los demás. Contactar fuentes, como lo hice tan a menudo, o tomar por oficial las declaraciones de una persona o marca sencillamente ya no será posible sin sentir que se atraviesa un campo minado.

Eso es porque, tras el cambio que comienza, el ‘chulito’ azul ya no significa nada. Disponible para cualquiera que pague por él, corresponde preguntarse quiénes pagarían por él. La respuesta corta es: personas dispuestas a comprar alcance y a subir artificialmente la exposición de sus mensajes. Es muy diciente que Twitter ofrecen a quienes pagan por Twitter Blue la opción de ocultar el ‘check’.

Twitter planea cobrar a las organizaciones 1.000 dólares al mes (al menos en los Estados Unidos), además de un cargo mensual de $ 50 por cada subcuenta de afiliado (es decir, empleados, marcas o divisiones). 

The New York Times, The Washington Post y The Los Angeles Times indicaron a CNN que no van a pagar por la insignia dorada, el equivalente corporativo del ‘check’ azul. Lo mismo han dicho medios digitales, de Politico a Buzzfeed. CNBC consultó a 24 usuarios verificados y activos de Twitter, en su mayoría personas influyentes y periodistas de distintos matices políticos y les preguntó si considerarían pagar cualquier cantidad de dinero para mantener sus marcas de verificación azules. Todos contestaron que no.

'Ni un solo peso'

Xataka Colombia hizo un ejercicio parecido, de una docena de usuarios verificados de Twitter en el país, ninguno planea pagar por el chulito azul y solo uno de aquellos con decisión sobre cuentas de marcas contempló examinar el caso una vez conocido el impacto de la medida sobre cifras de alcance y engagement.

Uno de los consultados fue Víctor Solano, cuya cuenta @Solano está activa desde mayo de 2007. Él dijo: No veo la necesidad en mi caso de hacerlo. Si bien fui el primero o uno de los primeros en recibir la insignia en este país sin ser una figura pública o una institución, puedo seguir haciendo mi ejercicio de contenidos en esta o en otras plataformas sin depender del distintivo. La credibilidad o la reputación no dependen de ello”.

El periodista Diego Cambiaso, cuya cuenta @diegocambiaso está activa desde noviembre de 2006, fue incluso más contundente: “No tengo planeado gastar un solo peso en Twitter”.

Pagar por verificación no tiene sentido y, de hecho, va en contra de lo que la verificación proponía originalmente. Musk ha dicho, y no le falta razón, que un sistema pago promueve una actividad mayoritariamente humana y ayuda, en ese sentido a combatir los que llama ‘ejércitos’ de bots que plagan, es cierto, a la red. 

Pero eso nada tiene que ver con la existencia -o inexistencia, en este caso- de un mecanismo integrado de verificación de identidades como herramienta contra la suplantación y las noticias falsas.

Así que Twitter será desde ahora un campo distinto, con voces artificialmente amplificadas y encuestas que no representan nada y con ciudadanos de segunda, entre los que me contaré gustoso, bloqueando por igual mensajes molestos y nuevos intentos del otrora hombre más rico del mundo por conseguir los números de mi tarjeta de crédito.

Comentarios cerrados
Inicio