Doce años después de su lanzamiento, la PlayStation 4 comienza oficialmente su camino hacia el retiro. Sony confirmó que en 2026 dejará de ofrecer soporte a varias de las funciones sociales y comunitarias que definieron la experiencia de la consola.
Aunque seguirá funcionando como hardware, este anuncio marca el inicio del fin de una etapa que transformó la forma en que millones de personas jugaban, compartían y se conectaban.
La noticia no llega como un cierre abrupto, sino como una transición gradual, similar al fin del soporte extendido de Windows 10. Se trata del desmantelamiento progresivo de las API que permitían la creación de comunidades, el intercambio de capturas y clips, y las interacciones sociales dentro de PlayStation Network.
En otras palabras, esas herramientas que alguna vez hicieron sentir que todos los jugadores estaban en un mismo espacio digital, comienzan a despedirse.
La generación que cambió la forma de jugar
Cuando la PS4 llegó en 2013, la industria del videojuego atravesaba un momento de reinvención. Microsoft apostaba por Xbox One y Nintendo experimentaba con la Wii U, pero fue Sony quien logró capturar el espíritu de una nueva generación: conectada, social y centrada en la experiencia del jugador.
El botón Share, una de sus innovaciones más icónicas, permitió que cualquier usuario compartiera instantáneamente capturas, clips o transmisiones en vivo. Lo que antes era una experiencia individual se convirtió en una actividad colectiva. Millones de clips circularon por redes sociales, dando origen a una comunidad global que convirtió el acto de jugar en algo tan social como competitivo.
Durante su vida útil, la consola vendió más de 117 millones de unidades en todo el mundo, ubicándose como la segunda consola más vendida de la historia de Sony, solo detrás de la legendaria PS2. Y lo hizo con una mezcla de potencia técnica, catálogo exclusivo y una comunidad que creció alrededor de sagas inolvidables.
Un legado construido a base de historias
En la PS4 nacieron algunos de los títulos más recordados de la última década. God of War, The Last of Us Part II, Bloodborne, Uncharted 4 o Spider-Man no solo marcaron récords de ventas, sino que elevaron la narrativa interactiva a un nuevo nivel.
Cada uno de ellos representó la madurez del videojuego como forma de arte, y consolidó a PlayStation como sinónimo de experiencias inmersivas.
También fue una plataforma crucial para el auge de los estudios independientes, que encontraron en el ecosistema de Sony un espacio para experimentar sin las limitaciones de las grandes productoras.
Juegos como Journey, Inside o Hollow Knight demostraron que el alma del gaming podía venir tanto de producciones millonarias como de equipos pequeños con grandes ideas.
De la nostalgia al futuro: el ciclo continúa
El final del soporte social de PS4 no significa su desaparición inmediata. Miles de jugadores seguirán encendiendo su consola para revivir viejas aventuras o descubrir joyas pendientes.
Pero sí es el punto de partida de una nueva etapa en la estrategia de Sony, centrada en PlayStation 5, el juego en la nube y los servicios integrados de PlayStation Plus.
Para la compañía, mantener los sistemas antiguos implica un costo técnico y económico que ya no encaja con su visión a futuro. La decisión también busca facilitar la migración de los usuarios hacia las plataformas más modernas, donde la conectividad y la inteligencia artificial comienzan a redefinir la experiencia de juego.
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