Guerra en Israel: ¿Cuál es la diferencia entre "cohete" y "misil"?

Misil
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Los términos "cohete" y "misil" hacen parte, lamentablemente, del acontecer noticioso y es con frecuencia que se usan como si fueran intercambiables. No lo son.

Con la posible excepción de las noticias sobre el espacio (esos son, casi invariablemente, cohetes), algunos medios de comunicación o comentaristas en las redes sociales suelen hablar de “disparos de misiles” cuando se usaron cohetes, o viceversa.

Pero precisamente por su uso tan frecuente, es importante indagar por el origen y las características prácticas de cada uno de estos términos y encontrar sus puntos en común… y sus diferencias.

Los cohetes

La razón principal de la confusión entre misiles y cohetes es, por supuesto, que lucen parecidos y funcionan, a la vista, de manera similar. Pero la tecnología detrás de los cohetes es mucho más simple, tanto que precede a los misiles por cientos de años.

El origen de las primeras variaciones de lo que podemos llamar cohetes puede rastrearse hasta el siglo 13, en el territorio de China. Se trataba de artefactos hechos con madera ligera, como el bambú, y que estaban impulsados por la ignición de bolsas de pólvora.

En esos cohetes rudimentarios estaban ya los elementos que dan forma al concepto: Un contenedor cilíndrico, impulsado por un elemento propulsor, que es un combustible reactivo como la pólvora en los primeros cohetes o como elementos químicos en caso de los cohetes del programa espacial.

Allí también ha habido una evolución. Mientras que los cohetes Saturno usaban hidrógeno líquido, modelos muchos más modernos, como los de SpaceX, usan metano líquido como combustible y oxígeno líquido como oxidante.

Esencialmente, los cohetes, ya sean cohetes espaciales de la NASA o cohetes antitanque, funcionan utilizando ese impulso. Una vez que sale del lanzador, la forma de un cohete está diseñada para reducir la resistencia del aire y, por lo tanto, hacer que viaje en una trayectoria lo más suave y predecible posible.

Cohetes Qassam en Gaza

Por eso, cuando se trata de usarlos como armas, los cohetes dependen de la pericia con la que son apuntados al momento de su lanzamiento, porque una vez en el aire no hay manera de alterar su dirección.

En el caso de Israel, lo que disparó en su ofensiva terrorista el grupo Hamás fueron miles de cohetes. Por años, ese grupo ha favorecido el uso del cohete Qassam, un cohete de artillería que no puede ser apuntado contra objetivos militares específicos y cuyo uso se considera, por tanto, un crimen de guerra y una violación del derecho internacional.

Los misiles

Iron Dome

Aunque se vean parecidos, entre cohetes y misiles hay un salto tecnológico considerable.

Como los cohetes, los misiles también usan un propelente y emplean su empuje para alcanzar sus objetivos. Pero integran, además, un sistema de guía y allí radica su principal diferencia.

Como tienen trayectorias de vuelo más complejas y recorren distancias considerablemente más largas, los misiles incorporan elementos externos aerodinámicos, como aletas de cola y alas más grandes.

Sus sistemas de guía pueden variar considerablemente: algunos usan sistemas rastreadores de calor, otros emplean sistemas guiados por láser y otros se guían vía satélite.

Los primeros misiles de la Historia fueron la bomba voladora V-1 y el mal llamado cohete V-2, ambos desarrollados por la Alemania nazi. Justamente la precisión que les daba contar con sistemas de guía los hizo tan temibles.

El sistema de guiado del V-1 consistía en dos giroscopios, una brújula y un barómetro, diseñados para mantenerlo en una trayectoria de vuelo nivelada y contrarrestar la resistencia del aire o el viento. El V-2 integraba, además, acelerómetros para controlar su velocidad.

Misil Rafael

Hoy en día los misiles se han reducido en tamaño pero han ganado en precisión y alcance. Son muy conocidos modelos como los Javelin y los Tomahawk, que son misiles 'todo-clima', que su fabricante describe como armas "de alta precisión, probada más de 2.00 veces en combate”.

En Israel funciona la denominada 'Cúpula de Hierro' (Iron Dome), un sistema de defensa diseñado para interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles de artillería disparados hacia zonas pobladas de ese país. A un costo de 50 millones de dólares por batería de misiles, se estima que cada intercepción exitosa cuesta entre 100.000 y 150.000 dólares.

Los ICBM

Lamentablemente, la segunda mitad del siglo XX vio surgir también el concepto de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), verdaderos gigantes que cuentan con la capacidad de recorrer grandes distancias y llevar a bordo devastadoras cargas atómicas.

Estos misiles se guían en pleno vuelo, por señales que llegan vía satélite, y usan la gravedad para trazar una trayectoria balística que lleve la carga hasta su objetivo final.

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