Desde su lanzamiento en 2019, Apple TV + se ha ganado un espacio en las preferencias de los usuarios y hoy pocos pondrían en duda que series como The Morning Show, Ted Lasso y For All Mankind están, en pleno derecho, entre lo mejor que tiene para ofrecer el la era del streaming.
Algo tendrá que ver la billetera aparentemente sin fondo de los de Cupertino a la hora de reclutar talentos, estrellas y equipos, pero no sería justo sugerir que solo de eso se trata. El gigante tecnológico ha producido o distribuido una peculiar clase de obras, en especial en el terreno de la ciencia ficción, que van más allá, mucho más allá, del ‘alto concepto’. En solo cuatro años, a la mencionada For All Mankind se suman la ambiciosa See, la narrativa y visualmente deslumbrante Foundation y la sensacional Severance, que de plano es la serie más novedosa, disruptiva e inteligente del 2022.
Ahora Apple llega con Silo, desarrollada por el creador de Justified, Graham Yost, y basada en la exitosa trilogía de Hugh Howey. La producción, que emite un capítulo nuevo cada viernes, está protagonizada por Rebecca Ferguson, David Oyelowo y Tim Robbins, entre otros. Desde su reparto, hasta su desafiante puesta en escena, queda claro que la apuesta es convertir a Silo en un miembro más de esa élite de dramas adultos semanales que llegan a convertirse en adicciones.
Ferguson interpreta a Juliette Nichols, una testaruda mecánica que termina recibiendo el testigo del sheriff Holston Becker (Oyelowo), a quien la pérdida de su esposa lo lleva a tomar la decisión que pone en marcha la historia.
Historia sepultada
Silo tiene lugar en una sociedad totalmente aislada, un búnker subterráneo de casi 150 pisos de profundidad, que es el único mundo que jamás han conocido sus 10.000 residentes. Generaciones enteras han vivido y muerto allí durante al menos dos siglos, pero es mucho lo que se ha perdido de su historia.
Nadie sabe con certeza quién construyó el silo, cuánto tiempo han estado allí o por qué se vieron obligados a usarlo para empezar. Las vidas de todos están regidas por El Pacto, un texto que controla cada aspecto de la vida, desde el racionamiento de agua y comida, hasta el control de la población y, por alguna razón, la prohibición de usar otro medio para subir y bajar (¿ya dijimos que son casi 150 pisos?) por otro medio que no sea la escalera central que sirve de columna vertebral de todo el complejo.
En El Pacto también está consignada una sentencia lapidaria: Toda solicitud para salir del silo será concedida… e irrevocable. En otras palabras: nunca digas que quieres salir, porque una vez lo digas no podrás arrepentirte.
Es, decíamos, una sentencia, porque el mundo exterior, como lo muestra la única vista del que tienen los habitantes del silo en virtud de un puñado de ventanas (en realidad, pantallas), es un páramo estéril, tóxico, letal, en el que se descomponen lentamente los cuerpos de todos aquellos que alguna vez osaron aventurarse al exterior de su refugio. Pero si todo lo que se ve es una proyección, lo que muestra una pantalla, ¿cómo estar seguros de que es real? Al igual que The Matrix, Silo es un giro de ciencia ficción a la alegoría de la Caverna de Platón.
No confíes en nadie
A primera vista, Silo se nos presenta como una ficción apocalíptica en la que el público posee más información que la mayoría de los personajes. Este diseño narrativo, en apariencia sencillo, no es usualmente la receta de dramas efectivos y algo me dice que los espectadores, al igual que los desventurados habitantes del búnker postapocalíptico que -literalmente- contiene la historia, harían bien en no creer todo lo que ven.
Esa desconfianza sostiene mucho de lo que sucede en la serie, porque no solo no hay manera de saber cuál es la verdad, sino que no hay manera de saber quiénes la conocen y quiénes creen las mentiras. El resultado es un thriller absolutamente paranoico, sumamente adictivo.
Las escenas de acción son otra fortaleza, especialmente aquellas que utilizan la ubicación claustrofóbica en todo su potencial. La única forma de viajar a través del silo, decíamos, es por una escalera central, lo que crea maneras bastante específicas de escenificar conversaciones, persecuciones… y, ocasionalmente, asesinatos.
Esperanza y humanidad
La clave de lo que funciona en esta serie radica en la habilidad con la que los creadores han logrado entretejer un hilo de esperanza y humanidad en una narrativa que, de otro modo, sería solo dolor y muerte. Holston y su esposa son la encarnación de esa humanidad. Nichols es la encarnación de esa esperanza. La determinación con la que persiguen la verdad es el motor de la serie, pero puede que esa verdad no sea tan verde y tan azul como quisieran.
En esencia, Silo es un misterio, más parecido a Lost (¡¡todos esos flashbacks!!) que a The Hunger Games, y efectivamente combina los elementos la ciencia ficción distópica con los de los más puros thrillers de conspiración. Esta hibridación lo hace excepcionalmente accesible y abre espacio para que brillen los talentos de sus realizadores.
Es posible que debas esperar algunos episodios para que los engranajes encajen unos con otros, pero la ventaja del streaming es que al momento de publicar esta nota ya hay cinco episodios para maratonear. Es claro que Silo tiene mucho que ofrecer y, mientras todos sueñan con la superficie, las mejores recompensas probablemente lleguen para aquellos dispuestos a ir un poco más profundo.
Este es el trailer de Silo: