La otra guerra silenciosa de portátiles: por qué hay pantallas 16:9 y pantallas 3:2, y para qué es mejor cada una

La otra guerra silenciosa de portátiles: por qué hay pantallas 16:9 y pantallas 3:2, y para qué es mejor cada una

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La otra guerra silenciosa de portátiles: por qué hay pantallas 16:9 y pantallas 3:2, y para qué es mejor cada una

Vivimos en una época dorada del mercado de ordenadores portátiles: los equipos de gaming ya no son monstruos pesados y son casi tan potentes como los sobremesa, y los ultraligeros y ultradelgados ofrecen todo tipo de avances tanto por potencia como por eficiencia o funciones como la biometría.

Los fabricantes toman diversas decisiones en esos diseños y componentes, pero hay una a la que no solemos prestarle demasiada atención y es más importante de lo que parece: el formato de pantalla, que durante mucho tiempo fue más panorámico (16:9 o 16:10) pero que en los últimos tiempos ha cambiado en algunos modelos para un formato más "cuadradote", el 3:2. ¿Por qué esa tendencia, y cuál es mejor en cada caso? Veámoslo.

El formato 16:9 para vídeo (y para ventanas enfrentadas)

La popularización de los televisores panorámicos con formatos 16:9 y 16:10 (este último es el formato más común en los MacBook) acabó haciendo que la tendencia llegara también a los portátiles. Poder disfrutar de películas y series en estos formatos sin que aparecieran grandes bandas negras en la parte superior e inferior convirtió a estos equipos en perfectos dispositivos para contenidos multimedia allí donde estuviésemos.

Aspect

Teniendo en cuenta la explosión de contenidos multimedia y de los servicios de streaming (o de plataformas como YouTube) es evidente que los usuarios de estos equipos tienen aquí una ventaja clara para disfrutar de esos contenidos en un formato más adecuado.

No solo eso: este tipo de pantallas beneficiaban también a los gamers: los jugadores tienen en estas pantallas más sensación de inmersión gracias a esa panorámica que ofrece más campo de visión horizontal.

Hay además otra ventaja interesante en el ámbito de la productividad: con este tipo de formatos se vuelve más natural trabajar con dos ventanas de una aplicación (o varias) enfrentadas. También es útil para aplicaciones que se beneficien de esa gran resolución horizontal: si trabajas con grandes tablas de Excel o incluso con programas de edición de vídeo en portátil (aquí necesitas un equipo potente) estas pantallas son más recomendables.

Yo mismo trabajo habitualmente con una ventana de navegador en la que escribo y otra al lado en la que voy consultando información, y lo mismo ocurre con otros muchos escenarios en los que tener dos ventanas de buen tamaño enfrentadas mejora esa productividad.

Aunque no es lo mismo, en cierta forma es casi como trabajar con dos monitores, y de hecho en equipos de sobremesa hemos visto como esa tendencia se ha maximizado con los formatos ultrapanorámicos de los monitores 21:9 e incluso los 32:9, que son espectaculares pero que por razones prácticas no han hecho su aparición en portátiles. Toshiba lanzó un portátil con pantalla 21:9 hace unos años, pero aquel producto no cuajó y el mercado no parece haber vuelto a tener interés en un producto de este tipo.

Llega 3:2 para maximizar la concentración en una sola tarea

Microsoft inició la tendencia de las pantallas 3:2 con sus Surface Pro 3, las tabletas convertibles que abandonaron el formato panorámico tradicional para ir a una relación de aspecto que recordaba a nuestros antiguos televisores 4:3.

Surface
Microsoft lleva tiempo apostando por el formato 3:2 en las pantallas de sus equipos portátiles: no solo los Surface Pro, sino sus Surface Laptop.

Aunque el formato no es exactamente el mismo, cada vez más fabricantes se han ido apuntando a portátiles y convertibles con pantallas con esa relación de aspecto 3:2.

El objetivo fundamental que cumplen estas pantallas es el de maximizar la información de una sola aplicación: cabe más en el espacio vertical, así que este tipo de pantallas suele ser estupenda para quienes gustan de trabajar con una sola aplicación que lo ocupe todo.

Diversos Chromebooks utilizan este formato, por ejemplo, y lo hacen a sabiendas de que el navegador, pilar fundamental de Chrome OS, gana enteros en esta relación de aspecto porque vemos más información gracias a esa singular diagonal.

Lo mismo ocurre con redes sociales, con el trabajo ofimático con documentos de texto o presentaciones (en hojas de cálculo como decíamos las panorámicas son muy interesantes) o en general con aplicaciones en las que habitualmente hacemos mucho scroll, mucho recorrido vertical. Aquí el formato 3:2 es sin duda muy interesante.

Opciones para todos los gustos

Afortunadamente los fabricantes han ido proponiendo diversas alternativas que dan opciones para todo tipo de usuarios, y en este ámbito el potencial comprador de un portátil debe tener claro qué tipo de escenario es el que más va a aprovechar para optar por un formato u otro de pantalla.

Pixelbook

Es cierto que los sistemas operativos de escritorio (Windows, macOS) suelen aprovechar bien ese extra de espacio vertical que ofrece el formato 3:2, y si sois de los que usan una sola aplicación a toda pantalla (maximizada) en cada momento, este tipo de relación de aspecto es el más adecuado.

Sin embargo el formato 16:9 (o el 16:10) tiene también muchas ventajas como las citadas: es más "natural" disfrutar de contenidos multimedia en esas pantallas -aunque podamos disfrutar también de esos contenidos en portátiles 3:2-, y también ganaremos enteros a la hora de trabajar con dos aplicaciones en pantalla o con videojuegos.

Aquí hay obviamente otro factor que nos permite jugar con estos escenarios, y no es otro que la resolución de pantalla. Los equipos con pantallas de alta resolución permiten en Windows cambiar el escalado para poder ajustar esa resolución y que veamos los elementos y tipografías con el tamaño que prefiramos: eso también nos habilita para "meter" más o menos información en el mismo área, lo que a su vez hará que trabajar con dos ventanas enfrentadas no tenga por qué ser un problema en pantallas 3:2.

Aun con esa capacidad de adaptar la resolución a nuestras necesidades, quizás sea buena idea tener en cuenta esa relación de aspecto a la hora de elegir un portátil, algo en lo que desde luego no solemos pensar muy a menudo.

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