Colombia está por alcanzar un hito en el proceso de realizar uno de los proyectos más ambiciosos en la última década. Se trata del Túnel del Toyo, una desafiante obra de ingeniería vial que no solo representa un avance significativo para la conectividad del país, sino también un símbolo de confianza en el potencial de la región que se propone conectar.
Ubicado en Antioquia, el Túnel del Toyo -cuyo nombre oficial es Túnel Guillermo Gaviria Echeverri- es una solución de infraestructura que responde a la necesidad de conectar a Medellín con la región del Urabá, en el departamento de Chocó. Esta región, rica en recursos naturales y con un gran potencial económico, ha estado históricamente limitada por barreras geográficas y de transporte que dificultaban su acceso y desarrollo.
El túnel, con una longitud aproximada de 9,8 kilómetros, atraviesa la Cordillera Central de los Andes y representa un desafío técnico sin precedentes. Una vez terminado, será el túnel más largo del país y acortará el tiempo de viaje de Medellín a Urabá a poco más de 4 horas y media.
En comparación, el túnel de La Línea tiene 8,65 km y el túnel de Oriente, 8,20 km. El proyecto tiene un costo proyectado de un billón de pesos. La velocidad promedio para vehículos livianos en las vías a cielo abierto será de 80 kilómetros por hora y para vehículos pesados, de 62,5 kilómetros por hora.
¿Cuando se termina el Túnel del Toyo?
El túnel está excavado en un 98 por ciento, con segmentos independientes que se abrieron paso desde cada uno de los extremos: en el municipio de Giraldo (en el occidente antioqueño) y en Cañasgordas (en la subregión Occidente). En cualquier momento, probablemente esta misma semana, se logrará el “cale”, el momento que marca la unión de los dos frentes de excavación.
Si bien la obra principal es el túnel, en realidad se trata de una obra de 38 kilómetros en donde hay otros 10 túneles, además de 13 puentes, 12,5 kilómetros de vías a cielo abierto y numerosos accesos. El proyecto, cuya construcción ha enfrentado toda clase de desafíos y dificultades, deberá estar operando a mediados de 2025.
Además de ser una hazaña técnica, el Túnel del Toyo busca brindar importantes beneficios sociales y económicos para la región. La reducción significativa de los tiempos de viaje entre Medellín y Urabá propiciará un aumento en la actividad comercial y turística, incentivando el intercambio de bienes y servicios y fomentando la integración de comunidades antes aisladas.