La escena parecía una más de las que suelen capturar las “kiss cam” en conciertos o eventos deportivos: una pareja enfocada por la cámara, una multitud expectante y una posible muestra pública de afecto.
Sin embargo, lo que ocurrió en el concierto de Coldplay en el Gillette Stadium de Massachusetts se convirtió en un episodio global, en gran medida por la muy nerviosa reacción de su gran protagonista.
Se trata de Andy Byron, el CEO de Astronomer, una empresa tecnológica poco conocida fuera del ámbito corporativo, pero cuyo nombre acaparó titulares de todo el mundo despues de que su director fue captado abrazando a una mujer que no era su esposa.
Y aunque el instante romántico pudo haber pasado como uno más del evento, que ambos reaccionaran visiblemente incómodos ante la cámara e intentaran ocultarse, desató la viralidad del caso. Una lógica que podría entenderse desde la perspectiva del “efecto Streisand”.
Qué es el “efecto Streisand”
Este fenómeno, que toma su nombre de la actriz Barbra Streisand, describe cómo los intentos de censurar, ocultar o eliminar información provocan justamente el efecto contrario: una amplificación masiva del contenido que se quería silenciar.
Su origen se remonta a 2003, cuando Streisand demandó a un fotógrafo por publicar una imagen aérea de su mansión dentro de un proyecto sobre erosión costera.
Antes de la demanda, la imagen apenas había sido descargada seis veces. Después de hacerse pública la denuncia, fue vista más de 400.000 veces en un solo mes.
El caso de la kiss cam y el CEO de Astronomer se ajusta con precisión a esta lógica. El intento desesperado de Byron y su acompañante por desaparecer del plano, solamente generó mas atención sobre el tema incluso provocando una reacción del cantante Chris Martin, quien desde el escenario soltó la frase igualmente viral: “¿Qué fue eso? O están teniendo una aventura o son muy tímidos”.
Si tal vez los protagonistas del caso hubieran mantenido la actitud de una pareja que no tenia nada que ocultar, el hecho podría haber pasado desapercibido. Pero querer esconderse y hacer como si miles no lo hubieran visto, fue el detonante necesario para que en la red se amplificara sin contol.
Las consecuencias del hecho
Tras el incidente, Astronomer anunció que Byron fue suspendido de sus funciones, advirtiendo que “nuestros líderes deben ser ejemplo tanto en conducta como en responsabilidad”.
También se confirmó que la junta directiva “inició una investigación formal sobre este asunto y pronto compartiremos más detalles”.
El comunicado también abordó información incorrecta que circuló en internet tras la difusión del video, incluyendo la identificación errónea de una tercera persona en el clip y una cuenta parodia en X que falsamente afirmó tener una declaración del CEO.
Asimismo, la esposa de Byron eliminó su apellido de su cuenta de Facebook y, luego, borró el perfil por completo.
Y aunque la empresa valorada en más de 1.200 millones de dólares se volvió mundialmente reconocida, no lo hizo por sus soluciones tecnológicas, sino por un episodio íntimo viralizado.
No es la primera víctima del “efecto Streisand”
El fenómeno no es nuevo. A lo largo de los años, diferentes intentos de ocultar información han producido reacciones similares.
En 2013, el intento del equipo de Beyoncé por eliminar unas fotos consideradas desfavorables terminó multiplicando su difusión. En Túnez, el bloqueo de plataformas de video derivó en mayor activismo digital.
En todos estos casos, el patrón se repite: cuanto mayor es el esfuerzo por ocultar algo, más grande es el interés del público por conocerlo, es por ello que la censura no solo es difícil de aplicar, sino que puede ser contraproducente.
Internet funciona como un ecosistema hipersensible a los gestos de ocultamiento, y las dinámicas de viralización se alimentan del misterio, la contradicción y la aparente prohibición.
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