Dos días antes, para no enfrentarse al bloater imparable que es el Super Bowl, HBO nos entregó este viernes el quinto episodio de la temporada de The Last of Us, titulado Endure and Survive.
Así como hace 12 días conocimos a Bill y Frank, el quinto episodio nos presenta a Henry y Sam. Y aunque la suya también es una historia de amor, este es amor filial, y su gesta, aunque heroica, no es triunfal sino trágica.
Una vez más, comenzamos el episodio con un flashback, si bien no tan remoto, en el que vemos la caída del control de FEDRA sobre Kansas City. Quienes colaboraron con las autoridades son vistos ahora como traidores y ninguno más despreciable para Kathleen que Henry, a quien desea ver muerto.
Henry y su hermano son el foco de la cacería que ocupó a Kathleen en el episodio anterior y son también el detonante de los hechos que conducen a un explosivo final.
Los realizadores de The Last of Us han explicado desde el inicio que esta es una historia sobre el amor, y sus oscuros, violentos, a veces catastróficos efectos. A Kathleen el amor la sumerge en un dolor que impulsa su venganza, y a Henry el amor lo lleva a convertirse en un traidor con tal de proteger a la única persona que le importa. La principal diferencia es que Kathleen justifica su causa homicida, mientras que Henry reconoce que sus acciones fueron despreciables, pero dejar morir a Sam no era, para él, una opción.
El objetivo de Henry es proteger a como dé lugar a su hermano pequeño, y eso es algo con lo que Joel puede identificarse. Ni Sam ni Ellie tienen la culpa de haber nacido en un mundo que se fue al demonio, despojándolos en el proceso de cualquier posibilidad de tener una infancia. El vínculo fraternal de los dos hermanos no está tan profundamente retratado como la relación de casi dos décadas de Bill y Frank, pero la inocencia de Sam, que todavía sueña con superhéroes en un mundo que no los tuvo para salvarlo, de alguna forma compensa el faltante.
Malas decisiones
Lo irónico es que Joel también podría empatizar con el dolor de Kathleen. Pero mientras en él el dolor construyó una muralla, que ni siquiera Tess logró vencer del todo, en ella generó un proceso más virulento y destructivo.
La obsesión de Kathleen la lleva a desatender la ominosa presencia que se acercaba en el subsuelo, y en el clímax del episodio esa omisión cobra muchas vidas. Su sed de venganza la ha llevado demasiado lejos para regresar y no será ella la única que pague el precio. Es un triste pero necesario adiós a un personaje fantástico.
Por eso, en donde los otros episodios nos daban declaraciones, incluso llamados a la acción –“Salva a quién puedes salvar”, “Sigue adelante por la familia”- el episodio cinco nos pregunta hasta dónde llegaríamos para proteger -o vengar- a la persona que amamos.
¿Qué es un 'bloater'?
A diferencia de la poca presencia que tuvieron en los episodios tres y cuatro, en Endure and Survive los infectados vuelven a tener su lugar en la luz. La luz de los suburbios llamas, quiero decir.
La destrucción de la secuencia final nos da nuestro primer vistazo a un bloater, la cuarta fase de la infección fúngica (después de los runners, los stalkers y los clickers). Su aparición es apropiadamente épica, lo identifica de inmediato como una fuerza temible, y confirma que HBO logró, de alguna forma, no solo vencer el estigma de las adaptaciones de videojuegos, sino volverlo trizas.
Hay algo más acerca de esta serie que merece ser mencionado. Aunque he tratado de evitar las comparaciones con The Walking Dead -se trata, en realidad, de productos muy diferentes- es imposible no decir que uno de los grandes problemas de la larga presencia televisiva de la serie de AMC era que, en el proceso, los walkers terminaban siendo parte del decorado, a veces comparables con formas ligeramente tóxicas de ganado.
No es en absoluto el caso de The Last of Us, en donde cuando los infectados aparecen, es imposible ignorarlos, o pretender manejarlos. Cuando aparecen, comandan nuestra absoluta atención. Cuando aparecen, alguien muere.
Al final, Henry descubre que todas las líneas que cruzó y las traiciones que cometió no sirvieron de nada. La única persona que le importaba ya no está y sin él, la vida no tiene sentido. No es una ecuación muy distinta, aunque sin duda sí mucho más dolorosa, que la que en su momento hizo Bill y pone en una siniestra nueva luz esa herida en la sien de la que Joel no ha querido hablar.
Con Henry y Sam, e incluso Kathleen, como los personajes principales del episodio, Joel y Ellie quedan, es cierto, un poco relegados, pero es un cambio de ritmo bienvenido, en virtud de lo que se anticipa como una recta final de apuestas muy personales. El camino de unos ha terminado, mientras que el de otros continúa, y aunque el Super Bowl no me distraiga más tiempo del que toma ver unos cuantos comerciales, en este caso agradezco que un episodio poderoso y personal haya llegado 48 horas antes, gracias a la pasión de EEUU por el fútbol americano.