Proponer la eutanasia como última medida para controlar las docenas de hipopótamos que habitan la cuenca del Magdalena tiene a la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, enfrentando por igual críticas y aplausos
El martes primero de agosto, la ministra asistió a un debate de control político citado por la senadora Andrea Padilla para conocer el plan de manejo de los hipopótamos en la región.
La ministra explicó que el plan de manejo debe contemplar varios componentes, entre los que destacó la salvaguarda de los ecosistemas colombianos, el control de la población de hipopótamos y el diseño ético del las medidas implementadas.
El problema es que la ministra enumeró también distintos cursos de acción, que comprenden la reubicación, la esterilización, el confinamiento… y la eutanasia.
Cada uno presenta sus propios desafíos, pero no cabe duda de que la eutanasia es el más sensible, toda vez que es rechazado por grupos ambientalistas que lo consideran una salida fácil, a costa de vidas animales, a un problema causado por la intervención humana.
Pero para la ministra, los hipopótamos son una especie invasora cuya presencia, a su vez, pone en peligro a especies nativas como el manatí, el chigüiro y la nutria, al afectar su hábitat.
Por eso, el ministerio cree que la eutanasia puede ser el camino en aquellas zonas en las que la especie corre el riesgo de expandir su área de distribución y donde la fauna nativa es altamente vulnerable. El costo por individuo sería de 15 millones de pesos.
La ministra invitó a la comunidad científica, ecologistas, ambientalistas y conservacionistas a ser parte de una mesa de trabajo para construir un plan de manejo concertado.
Las alternativas a la eutanasia
Pero la eutanasia es solo la última opción. El plan del MinAmbiente contempla, primero, la posibilidad de mover a entre 60 y 85 de los hipopótamos a otros países que acepten recibirlos.
En ese escenario, serían translocados 60 hipopótamos a India, 15 a Filipinas y 10 a México.
La ministra indicó que ese proceso se haría en rigurosa atención a los más altos estándares éticos y respetando los criterios de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).
“Tenemos que asegurarnos de que cuando Colombia entregue estos hipopótamos quién los recibe es legal y tiene las condiciones para garantizar su vida y no va a causar un problema ambiental en otro país”. --Susana Muhamad, ministra de Ambiente
Otra alternativa es la esterilización quirúrgica de unos 40 hipopótamos por año, que se realizaría a un costo estimado de 40 millones de pesos por individuo. Es un plan complicado, costoso y hasta peligroso, pero a pesar de eso se anunció que en los próximos seis meses se iniciará la esterilización de 20 hipopótamos en convenio con la Corporación Cornare.
Muhamad también aludió al confinamiento, pero reconoció que es una opción remota, toda vez que en Colombia no hay espacios idóneos para el manejo responsable de hipopótamos, y de cualquier manera ese manejo no se puede hacer fuera del área de influencia.
Los hipopótamos se extendieron por la cuenca del Magdalena después de que algunos ejemplares escaparon de la Hacienda Nápoles, a donde fueron llevados como una excentricidad del capo Pablo Escobar. Hoy en día se tiene registro de su presencia en esa zona, así como en áreas de Cocorná, Tolones, Yondó, Berrío, y las planicies de inundación del medio y bajo Magdalena.
De no ser controlado, el fenómeno puede alcanzar proporciones incluso más alarmantes muy pronto, toda vez que se estima que en la actualidad hay entre 160 y 200 ejemplares en libertad, y la mayoría de ellos son hembras que pueden tener, cada una, una cría al año.