Donald Trump retira políticas en favor de los carros eléctricos en Estados Unidos

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En menos de 24 horas desde su posesión como presidente de los Estados Unidos el pasado 20 de enero, Donald Trump comenzó a implementar cambios significativos en la política automotriz del país, especialmente en lo relacionado con los vehículos eléctricos (EV).

Estas decisiones contrastan radicalmente con la agenda de electrificación que promovió la administración de Joe Biden.

La política de Biden

Durante su mandato, Joe Biden implementó una estrategia ambiciosa para reducir las emisiones de carbono y acelerar la transición hacia la electromovilidad. Entre sus principales metas, se encontraba que el 50% de los vehículos nuevos vendidos en EE. UU. fueran 100% eléctricos para 2030.

Además, el gobierno destinó 7.500 millones de dólares para expandir la infraestructura de carga de EV, con el objetivo de instalar más de 500.000 puntos de recarga a finales de la década.

Esta política no solo impulsó el desarrollo de tecnologías más limpias, sino que también fomentó el crecimiento de la industria automotriz eléctrica que ofreció créditos fiscales y subsidios que facilitaron la adopción de vehículos eléctricos por parte de los consumidores.

La política de Trump

Sin embargo, con Donald Trump en el poder, estas iniciativas están en peligro de desaparecer. El nuevo presidente anunció que revisará y posiblemente eliminará los subsidios destinados a estimular la compra de vehículos eléctricos.

Trump argumenta que los consumidores deberían tener "verdadera libertad de elección" al momento de adquirir un vehículo, sin ser influenciados por incentivos fiscales.

Además, las regulaciones de emisiones podrían relajarse, lo que permitiría que los vehículos a gasolina generen un 25% más de emisiones por milla, y representaría un retroceso significativo en los estándares medioambientales.

En cuanto al desarrollo de infraestructura de carga para EVs, Trump ya dio órdenes para detener los desembolsos de fondos federales destinados a este proyecto.

Esto podría frenar la construcción de los puntos de recarga previstos bajo programas como el Programa Nacional de Fórmula para la Infraestructura de Vehículos Eléctricos y el Programa de Subvenciones Discrecionales para la Infraestructura de Carga y Abastecimiento de Combustible, implementados desde 2021.

El impacto global

La decisión de Trump de dar marcha atrás en la electrificación de la industria automotriz podría tener consecuencias globales. Mientras otros países avanzan hacia la adopción masiva de vehículos eléctricos, EE. UU., uno de los mercados automotrices más grandes del mundo, parece dispuesto a priorizar los vehículos a combustión.

Esto representa un desafío no solo para los fabricantes de automóviles, que dependen de incentivos para sostener la producción de Vehículos Eléctricos, sino también para el medio ambiente, dado que este cambio puede generar un aumento significativo en las emisiones de carbono.

El futuro de la industria automotriz en Estados Unidos es incierto bajo la nueva administración. Los fabricantes locales, acostumbrados a los beneficios de los créditos fiscales, ahora tendrán que enfrentar un mercado más competitivo y menos incentivado.

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