La fama de Juan Lombana le precede, así que cuando sale al escenario del Hotmart Fire Festival en Belo Horizonte, el público sabe qué esperar. Al fin y al cabo, este mexicano transformó su blog personal en una escuela en línea que enseña marketing digital a otros emprendedores para que empiecen su negocio o impulsen al que ya tienen a vender más.
Ahora, con 29 años, es un exitoso empresario y digital marketer reconocido por Google que llevó su libro al top de las cartas de Amazon y que en sus charlas lo mismo hila anécdotas propias de un insider de Silicon Valley con pullas a la selección de fútbol de su país.
Apenas minutos después de su charla en el Fire, en donde explicó su visión de cómo la IA de alguna manera baja la barrera que deben vencer quienes emprenden en América Latina, Lombana se sentó a hablar con Xataka Colombia.
Usted ha expresado su opinión de que la IA es una oportunidad para todos los emprendedores, pero especialmente para los latinoamericanos. ¿Cómo es eso?
Es que la IA ayuda mucho más a los latinoamericanos. En todos nuestros países tienes acceso a herramientas al mismo costo que los países más desarrollados y eso va a bajar la barrera de entrada al emprendimiento. Países como Alemania o Estados Unidos tienen, es cierto, una barrera más baja, en América Latina es más difícil y la IA puede resolver mucho de ese problema, sobre todo si hablamos de IA generativa, que con una sola persona puedes hacer lo que antes tomaba un equipo de 15 expertos. Me parece que ese es el approach.
Pero, ¿no es lo mismo que cuando comenzó Twitter, o YouTube o Tik Tok, que algunos surgirán y harán dinero pero muchos se quedarán por el camino? No todos lo van a lograr…
No, no todos. Pero justo eso: es más timing que talento, muchas veces. Es bueno tener los dos, pero el timing es más importante. Está súpercomprobado que vas a tener una mejor vida si tienes un trabajo mediocre siempre que trabajes en una empresa que está creciendo. Eso habla de que el barco al que te subes muchas veces es más importante que tu propio talento. Desde ahí, para la IA es el momento. Es el momento de subirnos al barco. Es ahorita.
¿Entonces el suyo es un llamado inequívoco a subirse a este barco?
Es que es más rentable decir que sí a las oportunidades y luego ver si funcionan o no, que esperar a que los mercados maduren y terminar subiéndote tarde. Hace unos años estába Clubhouse, que duró diez minutos, pero ¿qué te conviene más? ¿subirte a ver si madura o esperar a que madure y, si eso pasa, ya te va acostar mucho más destacar… para mí, y en el mundo el emprendimiento es así, es mejor probar, prueba y error, prueba y error, prueba y error, porque esta puede ser the next big thing, o puede que no.
¿Cuál es la clave para quien recién toma la decisión de decir, me subo, esto de la IA necesito aprender a usarlo?
Son dos cosas: educación y acción. Mucha acción sin educación, que es lo que normalmente pasa, es un problema, porque te metes a ChatGPT, la barrera de entrada es baja, es gratis, y haces cosas, pero lo que va a acabar pasando es que todos los emprendedores van a tener el mismo copy y el mismo texto y se pierde la voz y el branding… va a ser muy plano.
Pero pura educación y poca acción tampoco es bueno. Lo mejor es tener un poco de los dos. Eso sí, lo peor es no hacer nada. Mi consejo es: edúquense: compren un libro, hagan un curso, aprendan la teoría, y simultáneamente hagan clic, paguen herramientas, cancélenlas. No quiero incentivar que haya acción sin educación, porque luego hay catástrofes.
‘Parálisis por análisis’
¿Cómo se toman decisiones empresariales en un entorno como este que cambia, pareciera, a diario? Cómo se vence la incertidumbre para decirle a la gente cómo actuar cuando todo podría cambiar en una semana?
Yo creo que hay que tener de los lados: un poco de certidumbre para la planeación y la ejecución, y también un poco de humildad para reconocer que sí, que todo puede cambiar de un momento a otro y que tendrías que girar. Porque si nos quedamos en la incertidumbre, al final nadie hace nada y nadie lo usa y no está bien.
Y es así, al menos, desde la perspectiva de lo que pasa con la IA para emprendimiento. Hay que tener un mínimo de certidumbre para lanzarse a usar estas herramientas ya y aprovechar lo que hay, pero también tenemos que tener la suficiente flexibilidad para saber que en cualquier momento les cierran las puertas a la IA y deja de aprender cosas nuevas y entonces ¿qué va a pasar? Lo que pasa es que no hacer nada no es una opción, es parálisis por análisis.
Se nos ha vendido la idea de que la tecnología, pero quizás de manera específica la IA es una especie de gran igualador, que aplana el campo de terreno y lo hace más justo para los pequeños… ¿es cierto?
No es tan cierto. Quizás a nivel consumidor, pero al final la IA depende de los datos y ahí es donde está la pared. Puede que sea más fácil entrenar una IA que montar una fábrica de carros, pero de todos modos son las grandes compañías las que tienen la sartén por el mango.
Muchas veces los negocios más pequeños, que deberían tener sus datos pero no los tiene, porque están por todos lados y hay un Excel y un spreadsheet, la tienen más difícil. Para los consumidores, sí, pero para el emprendedor, creo que sí, pero no tanto.
¿Y cómo cambia la perspectiva del emprendedor por el hecho de estar en América Latina?
Cambia mucho, porque la IA está bien entrenada… en inglés. Los sesgos cognitivos, el tema del género, del tono de piel… hay temas en donde sí genera un problema que necesites una imagen para tu sitio web y resulta que el sistema está entrenado con un 90% de imágenes de hombres blancos y rubios. Pero a la vez hay un upside, porque este tipo de herramientas es mucho más democrática para el consumidor final.