En 1800, 14 europeos murieron en un lago del Himalaya a 5.000 metros de altitud: el misterio del Roopkund se hace más extraño

En 1800, 14 europeos murieron en un lago del Himalaya a 5.000 metros de altitud: el misterio del Roopkund se hace más extraño
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Cada verano cientos de huesos emergen durante el deshielo del lago Roopkund en el corazón del Himalaya, a más de 5.000 metros de altura. Durante años, el lago de los esqueletos ha sido un enigma arqueológico. Las principales teorías señalaban que quizás algún tipo de catástrofe natural había sorprendido a todos esos seres humanos allí hace más de mil años.

De hecho, los primeros estudios genéticos señalaron que los cuerpos parecían tener más de 1.200 años y podían haber muerto por una enorme tormenta de granizo. Ahora un nuevo estudio genético intentaba explicar qué hacían allí, pero el resultado ha revelado una historia era mucho más compleja.

El lago de los esqueletos

Clark Van Der Beken 0d3nyaoz3ea Unsplash
Clark Van Der Beken

Los antropólogos llevan varias décadas detrás del misterio del lago de los esqueletos, pero se sabía poco sobre ellos. Aunque el entorno está excepcionalmente conservado, diversos factores humanos y naturales han alterado la disposición de los huesos de tal forma que se volvía muy complejo saber algún detalle sobre su origen, religión o parentesco.

En este sentido, solo las técnicas de ADN podían ayudarnos a dar sentido a ese revuelto de huesos. Y vaya si lo han hecho. Un grupo internacional de investigadores de India, EEUU y Alemania han examinado el ADN de 38 restos y han llegado a la conclusión que los huesos se fueron depositando allí en varias oleadas durante, al menos, un milenio.

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Según sus datos, y teniendo en cuenta los grupos genéticos actuales, esos 38 individuos encajarían en tres grupos distintos: 23 de ellos tenían ancestros y sus restos fueron depositados entre los siglos VII y X (aunque no todos a la vez). Los 15 restantes fueron enterrados en torno al año 1800 y están formados por 14 personas de ascendencia mediterránea (de Grecia o Creta) y una del este de Asia. Había adultos y niños, hombres y mujeres. No obstante, no eran familiares.

En principio, no se ha podido encontrar el motivo de sus muertes: no se han encontrado signos de epidemias y solo algunos esqueletos tienen signos de fracturas sin curar. Esto hace que los investigadores asuman que es difícil creer que todos los individuos murieran de la misma manera.

Los huesos relacionados con el subcontinente indio podrían explicarse por algún tipo de peregrinación religiosa o práctica cultural que se desarrollara en torno esos siglos. Lo realmente intrigante eran las personas precedentes del este del Mediterráneo. Por ello, los investigadores buscaron en los archivos algún tipo de misión o viaje que partiera del Mediterráneo y no han encontrado nada. Es decir, el misterio continúa.

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