Eran "cuatro frikis" de la genealogía, ahora son millones y nos están ayudando a entender la genética de alargar la vida

Eran "cuatro frikis" de la genealogía, ahora son millones y nos están ayudando a entender la genética de alargar la vida
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Las bases de datos sobre genealogía llevan años dándonos sorpresas. No satisfechas con convertirse en el mejor aliado de los investigadores policiales, ahora ayudan los investigadores a responder una pregunta antigua: ¿se hereda la longitud de la vida?

Es decir, si mis padres viven muchos años, ¿es probable que yo también los viva? No es una pregunta puramente intelectual. Empresas como Calico Life Science, la empresa de Google/Alphabet dedicada a la salud, bienestar y longevidad, tratan de buscar posibles "retoques genéticos" que nos permiten tener vidas más largas, más saludables y más felices. Ahora vienen las malas noticias: un análisis de 54 millones de árboles genealógicos públicos de ancestry.com ha revelado que no, la longitud de la vida no se hereda.

Los años de vida no caben en el testamento

Roman Averin 173797 Unsplash

Los investigadores de Calico y el equipo de Ancestry estudiaron más de 54 millones de árboles familiares que sumaban las fechas de nacimiento y muerte de 406 millones de personas nacidas entre los siglos XIX y XX. Hasta ahora no habíamos tenido acceso a una base de datos tan grande. Gracias a los apasionados de la genealogía, los investigadores han averiguado que los genes representan menos del siete por ciento de la vida útil de las personas en comparación con las estimaciones anteriores (entre el 20-30%). Veamos.

Lo primero que llamó la atención al equipo de investigadores es que las personas tienen una longitud vital más parecida a sus cónyuges que a sus hermanos. Era una mala noticia para la hipótesis genética: como las parejas son más heterogéneas genéticamente hablando que los hermanos, eso en sí mismo ya era un argumento a favor de los factores ambientales.

Cosas como las enfermedades endémicas de las zonas donde viven, saber leer o tener una alimentación saludable deben tener un impacto en la longitud de la vida que va más allá de lo genético. También lo tienen los ingresos y esto hace que sea “más probable que tengas una vida similar a tus suegros que a un extraño que no tienes relación”. Esto es importante.

Aunque los cientos de millones de datos permiten extraer que los factores transmitidos rondan el 7%, eso sitúa la influencia genética muy por debajo. Según explican desde el equipo, las familias transmiten ciertas cosas que no son genéticas y tiene influencia: desde los recursos financieros, la educación o la sanidad a actitudes sobre riesgos como el consumo del alcohol.

Un terreno abierto

Mr Cup Fabien Barral 86074 Unsplash 1

Como señalaba en Stats Yaniv Erlich, profesor en excedencia en la Universidad de Columbia: es un trabajo muy interesante porque “la mayoría de los investigadores trabajan en una compañía que trata de entender” y usar la genética para hacernos más longevos y “básicamente están afirmando que la heredabilidad de la longitud de la vida es realmente baja”.

Pero, en realidad, esto no es exacto. Hace unos meses un estudio muy interesante publicado en la revista Science explicaba que los genes que no heredamos juegan un papel clave en 'modelar' el entorno en que crecemos a través de la conducta de nuestros padres. Alrededor de un 30% de las diferencias entre los niños se explica por genes que sin ser transmitidos impactan en el desarrollo de esos niños.

De hecho, lo más interesante es que, aunque los genes tengan poca influencia en la vida de las personas, sí pueden tener un papel destacado en los casos de personas que viven mucho tiempo. Hay varias investigaciones que señalan que hay una fuerte influencia de los genes en los centenarios. Hay un puñado de mutaciones genéticas que son especialmente comunes entre las personas que viven hasta los 100 años.

Es decir, este estudio es un revés a la versión más simple que relaciona genética y longevidad, pero aún quedan muchos flecos sueltos que la investigación aún no pueden cerrar. Eso sí, por ahora, la hipótesis genética va perdiendo terreno.

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