¿Espionaje entre aliados? El éxito del súper caza surcoreano KF-21 Boramae tiene en apuros a EEUU

Caza Kf 21
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La investigación de Corea del Sur sobre los datos robados del proyecto KF-21 Boramae ha dado un giro inesperado. Inicialmente, todo apuntaba a una fuga debido a las acciones u omisiones de ingenieros indonesios, pero informes recientes sugieren que el culpable podría estar más cerca de casa.

Estados Unidos, un contribuyente tecnológico clave para el KF-21, ahora es sospechoso de robar los datos para facilitar el caso de espionaje industrial. Esto plantea interrogantes sobre las acusaciones iniciales de Corea del Sur y abre la posibilidad de una escalada en la tensión diplomática entre los dos aliados.

La Administración del Programa de Adquisiciones de Defensa (DAPA) manejaba la versión que se conocía hasta ahora: que los ingenieros indonesios enviados a Korea Aerospace Industries (KAI) son sospechosos de almacenar datos secretos sobre el desarrollo del KF-21 en un dispositivo USB.

Esto pondría en problemas a Seúl, que tiene la obligación de proteger la tecnología facilitada por sus aliados y habría fallado al permitir la filtración de sus detalles.

Pero, ¿y si no fue así?

El control del los cielos

Diseñado para sustituir al F-4 Phantom II y al F-5 Tiger, el KF-21es un caza medio bimotor que roza en sus capacidades a la quinta generación, pero cuyo desarrollo costó solo 6.000 millones de dólares, apenas el 1,5% de lo que costó el desarrollo del F-35 estadounidense.

Para eso, Corea del Sur echó mano de tecnologías prestadas como el turborreactor F414 de General Electric, el mismo del Super Hornet o el Gripen E/F, o como el misil europeo Meteor. Pese a ello, el avión terminado, del que que se construyeron seis prototipos, es un logro de la ingeniería que muchos no creían posible.

Ahí está el detalle: Estados Unidos tiene un gran interés en proteger su mercado de aviones de combate de próxima generación. Si el KF-21 tiene éxito, podría representar una amenaza para las ventas del F-35 y para el control de EEUU sobre el combate aéreo en la próxima década.

Es concebible, por tanto, que EEUU tuviera razones -porque sin duda tuvo oportunidad- para interferir en el desarrollo del KF-21. La nueva teoría es que lo hizo mediante el robo de datos con el fin de impulsar las ventas de su avión.

Por supuesto, corresponderá a la investigación en curso determinar si los datos robados incluyen tecnologías centrales y quién es el verdadero responsable. Pero ahora se abre la posibilidad de que Corea del Sur se haya apresurado a acusar a Indonesia y le corresponde por tanto garantizar una investigación justa.

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