'Sara Manuela Giraldo no existe': Hablamos con la odontóloga venezolana a la que suplantaron durante dos años desde Colombia

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Martha Giraldo habló con Xataka Colombia desde su apartamento en Carabobo (Venezuela). En una videollamada, compartió su esperanza de que su caso sea una advertencia para otros acerca de los riesgos implícitos que acarrea tener una presencia digital y compartir información en la red. Eso sí, es enfática en decir que no va a cerrar sus redes sociales.

El caso de Martha saltó a la viralidad cuando cambió el perfil de la cuenta de Instagram @saramanuelag11 -que muestra en una piscina a una hermosa joven que muchos creyeron haber llegado a ‘conocer’- para mostrar este mensaje: “Sara Manuela Giraldo no existe, es una cuenta fake”.

La cuenta fake tenía en ese punto 2.500 seguidores. Hoy pasan de 7.000. Pero quien escribe en ella ahora sí es la odontóloga venezolana de 24 años cuya imagen fue usada sin su consentimiento y sin su conocimiento. En esa misma cuenta narró su historia, que ahora es el testimonio en línea de su odisea.

 

En dos historias sucesivas, tituladas ‘Parte 1’ y ‘Parte 2’, explicó cómo descubrió que alguien usurpó su imagen desde Colombia para crear una persona virtual que durante dos años cultivó amistades y, si se creen las versiones de los involucrados, hasta romances.

Martha explicó en detalle cómo fue alertada por un mensaje de que existía un perfil con sus fotos, pero con otro nombre. Para rastrear a quien se hacía pasar por ella tuvo que enlistar la ayuda de familiares y amigos porque ‘Sara Manuela’ la había bloqueado, presumiblemente para evitar que viera sus fotos. Cuenta que, en el proceso, descubrió cuentas falsas con fotos de sus familiares, creadas para apoyar la mentira de ‘Sara Manuela’.

Eventualmente, sus pesquisas la llevaron a contactar a hombres con los que la identidad falsa sostuvo relaciones sentimentales virtuales y, finalmente, a dar con la impostora. El siguiente paso fue contactarla directamente.

Según relata la afectada, la colombiana nunca negó su conducta, ni se mostró agresiva o desafiante. Aseguró sufrir de depresión y haber asumido otra identidad para escapar en línea de sus problemas. A instancias de Martha, le entregó la cuenta de Instagram y se comprometió a no publicar más de sus fotos.

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¿Qué te llevó a contar la historia en la misma cuenta de ‘Sara Manuela’?

“Aparentemente no existía solo un Instagram de ‘Sara Manuela’, sino que existían otras redes sociales. Mi temor es que yo cerrara el Instagram y que de todas maneras ella pudiera seguir comunicándose con esas personas. La cuenta tenía 2.500 seguidores y yo dije: ‘Bueno, la idea es tener por lo menos ese alcance y que las personas más cercanas a ella logren ver la historia y así finalizar este ciclo’”.

Has sido clara en que no quieres que se tomen represalias contra ‘Sara Manuela’…

“Sí. Mi idea no es que vayan tras ella, ni que la descubran, porque es también un problema de ella y su familia y no quiero que trascienda en un mal para ella. (…) Solo quiero cerrar el tema. Yo terminé bloqueándola de todos lados y entonces alguien contactó a mi mamá diciendo que era la mamá de esta persona. Y ahí sí dije: ‘Ya, suficiente, no me va a manipular más’. Le pedí pruebas, me pasó una foto de la cédula. (…) Me dijeron que habían recibido amenazas y cuando lo hice, me dejó en azul. Eso fue el miércoles 11 a mediodía. Casi 24 horas después, no se ha vuelto a comunicar”.

¿Cómo evalúas la conducta de ‘Sara Manuela’?

“Muchas personas dicen: ‘No debemos exponer toda nuestra vida en redes sociales’. Eso es real. Pero yo no expuse toda mi vida. Lo que pasa es que esta persona hizo un trabajo increíble: Si yo ponía una foto en vestido de baño en una playa, ella iba y ponía la misma foto pero le agregaba más contenido, con datos de playas, de yates, de discotecas colombianas a las que yo nunca he ido. (…) O sea, no solo usó mi imagen sino la de otras personas, porque incluso había publicaciones de odontología que no son trabajos reales míos sino que son de otros colegas. Cuando accedí a la cuenta pude ver que tenía bloqueados a todos mis familiares, pero también a odontólogos colombianos y a muchas otras cuentas de donde me imagino sacaba contenido”.

¿Hay una lección en todo este episodio?

“Sí, evidentemente me deja muchas enseñanzas. Ahora soy muchísimo más precavida. Sin embargo, por el solo hecho de tener redes sociales es algo que a cualquiera le puede pasar. No quiere decir que yo vaya a cerrar mis redes sociales”.

¿Ha cambiado en algo tu presencia on line después de esto?

“Una de las cosas que tuve que cambiar es que antes tenía un solo número de teléfono, el que he tenido toda la vida. Era el número que tenía todo el mundo: pacientes que tuve cuando era estudiante, pacientes que tengo ahora, que si el restaurante, que si el delivery… Aprendí a separar todo eso: tengo un número personal nuevo y tuve que sacar otra línea que empleo de manera profesional, de manera que no pueda mezclar una cosa con la otra”.

¿No te asusta pensar con qué facilidad esto podría haber trascendido a temas financieros o de fraude digital?

La verdad sí da un poco de miedo. Incluso, al principio, lo primero que yo pregunté fue si habían estafado a alguien. Creo que corrí con la suerte, entre comillas, de que mis fotos no se utilizaron, hasta donde sé, para quitarle dinero a nadie. Fue más el simple hecho de llenar un vacío en esa persona, que escapaba de su vida real para ingresar mediante una pantalla y tener vínculos afectivos con otras personas.

Si este de verdad es el epílogo de la historia, qué mensaje quieres dejarle a quienes la conocieron por tu decisión de compartirla?

“Lo principal que me queda de todo esto es que cada uno de nosotros debe valorar nuestra realidad. Por ejemplo, Sara Manuela creía que la vida de Martha Hidalgo era perfecta y que ella estaba bien y la verdad no es así, porque hay momentos en que yo también me he sentido mal, he tenido problemas, incluso veces en que me he sentido mal conmigo misma pero evidentemente eso no se ve en una fotografía en redes sociales. (…) La vida está llena de altos y de bajos, pero en lo que yo me quiero enfocar es en que yo me amo y me respeto en cada una de las etapas de mi vida: cuando estoy bien, cuando estoy mal, cuando estoy triste, cuando estoy feliz, me amo, me acepto y decido superarme día a día. No siempre estamos bien, no siempre todo está bien, pero debemos respetar esa etapa de la vida y no fingir ser alguien más, cada uno de nosotros debe vivir su propia realidad.

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