'Andor': resumen de los episodios 4, 5 y 6 de la segunda temporada de la mejor serie de Star Wars, en Disney Plus

Final
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Wilson Vega

Director

Antes de que Disney plus estrenara Andor, la opresión por parte del Imperio Galáctico se contó, más que se mostró. Quizá una escena, de pasada, aquí o allá -Kylo Ren en Jakku viene a la mente- pero nada al nivel de la primera temporada de esta serie, que desarrolló el tema de manera realista y completa.

La segunda temporada solo llega a reforzar e intensificar esta tarea. La semana pasada la soga y las botas del Imperio Galáctico mostraron su cara más predatorial, y en los tres episodios que se estrenaron esta semana logran llevar a los protagonistas a su punto de inflexión.

--Siguen spoilers de los episodios 4, 5 y 6 de la segunda temporada de Andor.—

¿Has visitado Ghorman?

Una vez más, un título al inicio del primero de los tres episodios nos informa la fecha. Los hechos que vemos transcurren en BBY 3, tres años antes de la batalla de Yavin, la histórica gesta en la que la Resistencia destruyó la Estrella de la Muerte, y un año después del rescate explosivo del final del tercer episodio de la temporada.

Bix, comprobamos, sigue padeciendo los efectos de las torturas del doctor Gorst, y Cassian ha respondido a ello con una mezcla de preocupación y sobreprotección. La tortura y la agresión que padeció la sorprendieron cuando él se apartó de ella y ahora parece que no quiere dejar siquiera que salga de su apartamento seguro en Coruscant.

La relación de ambos está marcada por la determinación de él de protegerla a toda costa y el temor de ella de que esa cruzada los lleve a una deshumanización comparable a la del Imperio. Es una historia de amor trágica y dolorosa, en especial cuando uno recuerda el destino del personaje principal.

El episodio encuentra tiempo para mostrarnos un rostro familiar en un lugar familiar. Saw Gerrera dirige una célula rebelde en D'Qar, un lugar destinado a convertirse en el cuartel general de la Resistencia.

Gerrera entrena a sus hombres para robar combustible de ridonio y básicamente secuestra a Wilmon Paak hasta que los entrene. La Rebelión, nos damos cuenta, sigue fracturada y presa de la desconfianza.

Syrill Kyle Soller, en 'Andor'.--Lucasfilm

Pero el centro del episodio -y en enorme medida, de a temporada- es Ghorman. Syril trabaja ahora, para pesar de su madre, en una oficina de campo de la Oficina de Normas.

Pero la misión de Syril no es “cotar arañas”. En secreto, sigue las órdenes de Dedra y de la ISB, que le han encargado que se incorpore a la célula rebelde, el Frente Ghorman. El plan de Dedra es manipular a los rebeldes para justificar ante el público las acciones represivas del Imperio.

El episodio nos muestra una cara bellísima de Coruscant, en particular gracias a los escenarios de Valencia (España) que, aunque reales, son tan futuristas que bien podrían albergar, como en la serie, al Congreso Galáctico. Mon Mothma sigue su cruzada para lograr cambios desde la política, pero cada vez resulta más claro que esa es una tarea fútil.

Ghorman se convierte, así, en el tema más presente en la agenda de Mon, y también en la de Luthen, que se entera gracias a Lonni de que el Imperio tiene planes en marcha en ese planeta.

‘Tengo amigos en todos lados’

El episodio no pierde tiempo en elevar las apuestas, para desventura de los personajes principales. Encerrada en la casa segura, y con Cassian en Ghorman, en una misión para Luthen, Bix ha caído en una espiral de consumo con peligrosísimas implicaciones.

Andor Diego Luna, en 'Andor'. --Lucasfilm

Mientras finge ser un diseñador de moda, Cassian conoce a un sobreviviente de la ‘Masacre de Tarkin’, una elegante manera de traer a la historia la Masacre de Ghorman, de la que supimos en Star Wars Legends.

Lamentablemente, Andor descubre muy pronto lo que todos sabemos: la ‘resistencia’ de Ghorman es un grupo desorganizado, sin un liderazgo claro, sin un entendimiento real de lo que está en juego y, por todo ello, sin posibilidades reales de tener éxito en una resistencia campal contra el Imperio.

Syril avanza en su propósito de congraciarse con el Frente Ghorman y, aunque parece disfrutar del espionaje y sentirse útil para el Imperio, su posición frente a lo que ocurre en Ghorman parece menos monolítica.

Saw

Saw pone a prueba la lealtad de su hombre que estudia a Wilmon y lo mata por traición, dejando solo a Wilmon para ocupar su lugar y robar el combustible para Saw.

Durante el robo, Saw habla de su tiempo en un campo de prisioneros, presumiblemente durante las Guerras Clon. Es allí que Gerrera, que se mueve entre la cordura y la alucinación, pronuncia la frase del episodio:

“La revolución no es para los cuerdos... Todos estaremos muertos antes de que vuelva la República... Somos lo que explota cuando hay demasiada fricción en el aire”.

En comparación, las intrigas de Luthen y Kleya parecen casi triviales. Pero la serie soluciona el desbalance dándoles a sus secuencias la intensidad de una buena película de espías. El episodio se mueve, así, entre la Misión Imposible de ambos en Coruscant y la Cortina Rasgada de Andor en Ghorman.

Una vez más, el diseño de escenarios de Ghorman, Coruscant, D'Qar y los demás planetas elevan esta serie a un nivel de ambientación que rivaliza, incluso, con el de las películas. Cuando las naves de Saw salen de D'Qar, la composición evoca a Rogue One y eso, queda claro, no es coincidencia.

Con un episodio restante en el arco, la tensión es palpable: la violencia se acerca, y todos, héroes y villanos, están acudiendo a ella, ya sea en busca de poder o de libertad.

Una velada festiva

El final del segundo arco de la temporada pone el foco en Coruscant, sin abandonar a Ghorman. Vel y Cinta remplazan a Andor en este último, enviados por Luthen para ser el detonante de una rebelión abierta. Es una mala idea y, de hecho, es exactamente lo que el Imperio desea.

A su regreso a Coruscant, Andor descubre con molestia que Luthen visitó a Bix. Su reacción es una predecible ira, pero ella le hace ver que guardarla en una caja no es una opción y le anuncia que la próxima vez que salga a la acción, irá con él.

El reclamo de Andor se encuentra con un Luthen impasivo, que le recrimina poner en riesgo su fachada y anteponer sus emociones a la causa.

El episodio trae de vuelta a dos personajes familiares… con ciertos ajustes. El director Krennic está de regreso, de nuevo en manos del siempre impactante Ben Mendelsohn, y su sola presencia aumenta la presión sobre todos, en especial Mon Mothma, que no puede abandonar su fachada.

Bail Organa Benjamin Bratt, en 'Andor'.--Lucasfilm

El otro retorno es el del senador Bail Organa, una figura bien conocida de la saga principal de películas, pero en esta oportunidad en manos, ya no de Jimmy Smits, sino de Benjamin Bratt. Bail Organa es, por supuesto, el padre adoptivo de la princesa Leia.

Y así llegamos a la sorpresa del episodio. La historia menos intensa del episodio pasado, la necesidad de Kleya y Luthen de recuperar un aparato de espionaje de una pieza en la colección de Davo Sculdun, termina siendo la mejor secuencia de este episodio y un testimonio más de que la escritura de Andor es, de lejos, la mejor de un producto de Star Wars en años.

Keyla Elizabeth Dulau, en 'Andor'.--Lucasfilm.

Kleya recupera el aparato con la ayuda reticente de Lonni, el inside-man de la resistencia en la ISB. La tensión de toda la escena es magistral, y se ve acentiuada por el hecho de que las seguimos de manera alternada a los hechos de Ghorman.

Como lo advirtió Cassian, la inexperiencia de los rebeldes locales conduce a la tragedia, y uno de ellos, que desobedeció la orden de no llevar armas, dispara sin necesidad y mata accidentalmente a Cinta.

La reacción de Vel, que no es emocional ni vengativa, sino despiadada y desgarradora, habla de lo bien que entienden los escritores este mundo, en el que no siempre hay tiempo para el dolor, el duelo o la ira, porque la causa es siempre más importante.

Gorst Adria Arjona y Joshua James, en 'Andor'.--Lucasfilm.

El final del episodio -y del arco- ve a Kleya y Luthen triunfantes y les da a Andor y a Bix un giro igualmente triunfal, si bien mucho más violento. Gorst cae en manos de quien fuera su víctima y se encuentra con que esta vez es él quien ocupa la silla de torturas. La escena, vista a través de un vidrio, nos evita tener que escuchar sus gritos de dolor.

A la salida, uno junto a otro, Andor y Bix vuelven a ser pares, soldados del mismo movimiento, y cuando él acciona el detonador que reduce a escombros el laboratorio de Grost, es como si ambos hubieran oprimido el botón.

Es bueno que así sea, porque la guerra se aproxima, y ahora el imperio tiene el comienzo de la violenta rebelión que quería desatar.

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