Durante este año el tejido empresarial colombiano ha enfrentado un panorama complejo, definido por aumentos en costos de operación, transformación tecnológica lenta y una creciente necesidad de protección frente a riesgos.
Así lo registró el Barómetro de Pymes Colombia 2025, presentado por Chubb, un estudio que analiza las preocupaciones y prioridades de las pequeñas y medianas empresas del país.
De hecho, la investigación reveló un ecosistema resiliente, optimista y decidido a avanzar, pero expuesto a factores que exigen ajustes estratégicos y una cultura de aseguramiento más sólida.
Un optimismo que resiste a los costos crecientes
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La percepción de las Pymes frente a su realidad empresarial sigue siendo positiva. El 45 por ciento considera que el momento actual es bueno, y solo un 8 por ciento lo califica como desfavorable.
Esa confianza crece cuando la evaluación se enfoca en el propio negocio: el 58 por ciento de los emprendedores califica su situación como buena y más de la mitad espera un mejor desempeño en los próximos años.
Este optimismo, sin embargo, convive con presiones significativas. El aumento de costos de producción ocupa el primer lugar entre las preocupaciones externas, seguido por la competencia local e internacional.
Se trata de un entorno desafiante que obliga a las Pymes a priorizar la planeación financiera y a optimizar recursos, en un contexto donde el 58 por ciento sigue dependiendo de capital propio y el 35 por ciento recurre a créditos bancarios.
La digitalización avanza, pero aún no despega
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Aunque las Pymes reconocen el impacto que la tecnología puede tener en su crecimiento, los avances aún son moderados.
El 63 por ciento considera que la inteligencia artificial será clave en su futuro, y tecnologías como los asistentes virtuales o la conectividad 5G ya forman parte de su radar.
Aun así, el 67 por ciento define su nivel de digitalización como “normal”, lo que indica que los procesos tecnológicos están aún lejos de alcanzar una madurez amplia. Las barreras se concentran en la financiación, la falta de presupuesto y la escasez de personal capacitado, aspectos que limitan la adopción de soluciones de automatización, analítica y eficiencia operativa.
La seguridad empresarial gana prioridad
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La protección de los activos esenciales aparece como un eje central dentro del estudio. Las Pymes consideran que su capital humano es su recurso más relevante: el 52 por ciento lo ubica como su principal activo a proteger.
Después se destacan los equipamientos (47 por ciento), la información (45 por ciento), la infraestructura (44 por ciento) y el efectivo (43 por ciento).
Estos elementos son determinantes para su operación, reputación y estabilidad financiera, por lo que las Pymes están recurriendo en mayor medida a seguros contra robos, daños, incendios y responsabilidad civil. Sin embargo, una de cada cinco aún no cuenta con ningún tipo de aseguramiento, lo que las expone a riesgos que van desde desastres naturales hasta ciberataques.
La percepción de esos riesgos es clara: el robo de equipamiento es considerado el evento más disruptivo, seguido por el daño a maquinaria clave, catástrofes naturales o incidentes cibernéticos. A pesar de esa claridad, las barreras persisten. La falta de ingresos, los trámites de contratación y el desconocimiento limitan el acceso a productos de cobertura que podrían fortalecer la resiliencia empresarial.
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