Cuando YouTube decide por ti: inteligencia artificial modifica videos sin permiso y desata desconfianza en algunos creadores

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Jimmy Pepinosa

Editor

Algo extraño comenzó a notarse en los videos de algunos creadores en YouTube. Piel más suave, bordes definidos en exceso y un ligero aire artificial, como si alguien hubiese aplicado maquillaje digital.

Pues no se trata de una percepción pues la plataforma reconoció que en los últimos meses había estado ejecutando un experimento en Shorts, aplicando técnicas de inteligencia artificial para “mejorar” videos: reducir ruido, corregir desenfoques y ajustar la nitidez. Todo sin avisar ni pedir permiso a los creadores.

En redes sociales, las quejas datan desde mediados de 2024, cuando varios usuarios compartieron capturas de rostros y objetos con deformaciones sutiles. Hasta ese momento, todo eran rumores en comentarios y foros.

YouTube responde, pero no despeja dudas

Adolecentes Youtube 2 (Pexels)

Ante la polémica, Rene Ritchie, responsable de relación con creadores en YouTube, explicó que el experimento utiliza “tecnología de machine learning tradicional”, similar a los procesamientos que hacen los smartphones para optimizar fotos y videos.

El ejecutivo insistió en que no se trata de IA generativa, sino de modelos entrenados para limpiar la imagen durante el proceso de subida.

Sin embargo, algunos expertos advierten que esta distinción resulta poco útil. Samuel Woolley, académico de la Universidad de Pittsburgh, señaló que el “machine learning” sigue siendo parte de la inteligencia artificial y que el problema central es la falta de consentimiento.

Según él, la práctica implica manipular contenido sin notificar a sus autores, lo que puede erosionar la confianza en lo que se consume en plataformas digitales.

Entre la mejora técnica y la autenticidad

Youtube Lite 1

El debate no gira únicamente alrededor de la calidad visual. Se trata de qué tan auténtico es un video cuando una compañía lo modifica en nombre de la “experiencia del usuario”.

Jill Walker Rettberg, profesora en el Centro de Narrativa Digital de la Universidad de Bergen, compara este fenómeno con caminar sobre arena: en la fotografía analógica, la huella es prueba de que algo estuvo frente a la cámara; en la era de los algoritmos, esa certeza se diluye.

Este no es un caso aislado. La discusión sobre imágenes modificadas por IA ya había estallado con las fotos de la Luna en dispositivos Samsung o con las funciones de “Best Take” en los Pixel de Google, que ensamblan sonrisas perfectas a partir de varias capturas. Ahora, el escenario se traslada al video, donde la línea entre lo real y lo generado se vuelve aún más difusa.

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