Gracias a la manera decididamente inusual de estrenar los episodios de su segunda temporada, Andor entró oficialmente en su recta final. Una vez más, un título al inicio del primero de los tres episodios nos informa la fecha: BBY 2.
Eso quiere decir que los hechos a los que asistimos transcurren dos años antes de la batalla de Yavin, la histórica gesta en la que la Resistencia destruyó la Estrella de la Muerte.
También quiere decir que los tres episodios de la próxima semana marcarán el final de la temporada y de la serie y, es de suponer, encaminarán al protagonista al punto en el que lo conocimos, al inicio de Rogue One.
--Siguen spoilers de los episodios 7, 8 y 9 de la segunda temporada de Andor—
‘Mensajero’
El episodio comienza en Yavin, que ha llegado a ser la base rebelde que conocemos y recordamos. Los rebeldes están mejor organizados y pertrechados, y por fin parecen una fuerza digna de consideración.
Wilmon Paak se reencuentra con Cassian y Bix y el trío vuelve, de momento, a estar completo. Pero la influencia de Luthen sobre Wil amenaza con crear una fractura entre ellos.
En Ghorman, la estrategia imperial avanza y la tensión aumenta a medida que toma forma la narrativa oficial de un accionar terrorista en el planeta. Es doloroso ver que el drama que allí se desarrolla, que de seguro terminará cobrando vidas reales, es explotado por igual por actores rebeldes e imperiales, que lo ven como una manera de avanzar sus agendas.
A medida que la situación en Ghorman se acerca al punto de ebullición, Syril se hace menos necesario y, poco a poco, comienza a entender que ha sido usado para fines que no conoce. Los rebeldes Ghor no lo saben, pero son solo piezas en el tablero del Imperio.

El episodio suspende por un momento la acción para mostrar un fugaz encuentro de Cassian con una ‘sanadora’ que usa la Fuerza. En sus palabras está escrito, escondido, quizá, el destino del personaje, y probablemente también el de Bix, porque sea cual sea su suerte, no parece probable que ella sea el lugar a donde él debe llegar y ella ha decidido que su parte es asegurar que él, que viaja a Ghorman a cazar a Dedra Meero, esté allí cuando lo necesiten.
Pero, en realidad, la acción determinante sucede en Ghorman. Dedra pierde el control operativo de los hechos que su plan puso en marcha. Tropas imperiales llegan al planeta, la plaza ha sido sellada al público y los líderes rebeldes se hallan impotentes para impedir la violencia.
‘¿Quién eres?’
Cassian llega a Ghorman la noche antes de que comiencen las protestas buscando una oportunidad de asesinar a Dedra. La rebelión de los Ghorman contra el Imperio es inevitable y Cassian lee los signos y se da cuenta de que algo más grande se está preparando.
Syril se da cuenta de que, lejos de querer prevenir una rebelión, lo que pasa en Ghorman es exactamente lo que el Imperio quiere y su otrora monolítica lealtad a la causa parece vacilar.

Es conmovedor ver al patriarca del movimiento rebelde entendiendo lo que sucede, pero incapaz de detener la ingenua determinación de los más jóvenes, que salen a cantar a la plaza en un tono desafiante que evoca los cantos populares durante la Revolución Francesa. El momento es triste y sombrío y comprueba que Andor es el mejor producto jamás nacido del universo de Star Wars.
Sí, eso dije.
Cassian será un gran espía, pero como sicario es, sencillamente, inefectivo. Mientras las cosas llegan a su punto de inflexión, ve pasar, sin aprovecharlas, varias oportunidades de cobrar su blanco.

El despertar de Syril es desesperado y violento. Cuando entiende que el Imperio se dispone a convertir a Ghorman en un ejemplo, vuelca su furia contra Dedra y la obliga a revelar su planes. Cualquier ilusión que alguien conservara de que existiera un futuro para estos dos se perdió en el momento en que sonó el primer disparo en la plaza.
Los intentos de Dedra por proteger a Syril son igualmente desesperados y, en últimas, inútiles. Syril entra a la plaza, abandonando la protección de las instalaciones oficiales, y se encuentra, de pronto, en la mitad de una trifulca.

Es una secuencia dolorosa, bellamente rodada y magistralmente editada, que eleva a la serie al nivel de pesos pesados de otros lores, como Game of Thrones o The Last of Us.
En medio del pandemonio, los héroes hacen cosas de héroes y los villanos hacen cosas de villanos. La masacre no distingue entre atacantes y espectadores y ambos lados sufren bajas, si bien queda claro que la resistencia lleva la peor parte, con cientos de cadáveres apilados, una vez más, en la plaza principal de Palmo.
Esto es particularmente cierto cuando el Imperio despliega un batallón de droides de seguridad, una fuerza para todos los efectos imparable.

Syril no encuentra mejor válvula para descargar su furia que Cassian, a quien ataca en un frenesí homicida. Su falta de técnica se ve compensada por su arrebato irracional y, por un momento, casi parece a punto de lograr imponerse. No es ese, sin embargo, su destino, y cae por un disparo certero de Carro Rylanz, el bienintencionado líder de los rebeldes Ghor.
A riesgo de repetirme: este episodio no solo es el mejor de la serie, sino una de las mejores horas de la televisión en 2025.
Y la cereza del pastel es la llegada de K-2S0, intimidante a más no poder como parte de las fuerzas imperiales, pero a quien aplasta un tanque robado por un rebelde. Cassian pide recuperar el droide averiado para lo que, sabemos, será su inevitable reprogramación.
‘Bienvenida a la Rebelión’
Mon Mothma es uno de los personajes más interesantes de Andor, y su presencia se remonta años atrás en algunos de los mejores momentos de la saga de Star Wars. En ella se ve reflejado mucho del impacto profundo de la masacre ocurrida en Ghorman, y por eso el episodio final de este arco dedica mucho de su tiempo a narrar su periplo del recinto del Senado galáctico a la mesa redonda de la Resistencia.

El senador Organa regresa, de nuevo interpretado por Benjamin Bratt, como una forma de mostrar la disyuntiva entre quienes dejaron sus vidas atrás para unirse a la resistencia y quienes se quedaron para mantener una apariencia de lealtad.
La decisión de Cassian de abandonar la lucha por la causa rebelde es entendible, pero de seguir adelante con ella cambiaría el curso de la Rebelión. Andor es vital para la misión de Rogue One y esta a de vez, es determinante en la destrucción de la Estrella de la Muerte. Sabemos Cassian que no puede irse, pero estremece pensar qué habría pasado si lo hiciera.
Los escenarios reales de Valencia (España) vuelven a ser el MVP de este arco, con sus líneas futuristas y dramáticas. En sus fuentes Mon Mothma se entera de que tras su discurso deberá escapar a Yavin o enfrentar la posibilidad de ser arrestada.
Tras la masacre del episodio anterior, este es más una colección de diálogos, si bien con crecientes grados de tensión. La misión de la senadora la convierte en un blanco y dependerá de Cassian que no pague su valentía con su vida.

El discurso de Mon Mothma no se eleva a las alturas que tuvo el llamado póstumo de Maarva Carrassi Andor en Ferrix, pero en ambos subyace la misma idea, la misma peligrosa idea: luchen contra el Imperio. Por eso los esfuerzos oficiales para evitar que Mothma fuera oída, y por eso también la urgencia de sacarla viva de allí. En esta época de relativismos, opiniones como hechos y mentiras cínicas, estremece escuchar a Mothma decir: “La muerte de la verdad es la victoria definitiva del Mal”.

Cuando el rescate ha finalizado, le corresponde a Bix encaminar a Cassian hacia su destino. Tras pasar con él una última noche, se va sin avisar y le deja un mensaje en el que le pide no dejar la lucha para la que es tan importante. “Tenemos que ganar” -le dice-. “Así que elijo la Rebelión”.

Así que Cassian, solo, regresa a las tareas de la Rebelión, y ninguna tiene un potencial ofensivo tan grande como encender a K-2S0, ahora reprogramado, que pasa a ser así el personaje que conocimos en Rogue One y que probará, una y otra vez, ser el mejor aliado para Cassian en la misión que le espera.
Ver 0 comentarios