Jimmy Pepinosa
EditorEl cierre del año llega con una apuesta ambiciosa para los amantes de la fantasía épica. Desde este 14 de diciembre, Universal+ estrena La Guerra de los Reinos (War of the Kingdoms), una miniserie alemana de seis episodios que se sumerge en un mundo de conflictos ancestrales, alianzas frágiles y luchas internas donde el poder tiene un costo personal.
Detrás del proyecto están Cyrill Boss y Philipp Stennert, los mismos creadores que llevaron el universo de Resident Evil a la pantalla, ahora enfocados en una narrativa medieval de gran escala.
Lejos de limitarse a la espectacularidad visual, la serie construye su relato sobre tensiones humanas reconocibles: la lealtad frente al deseo, el deber frente a la ambición y la forma en que las decisiones individuales pueden alterar el destino de reinos enteros.
Una epopeya nacida de la leyenda y la historia
(Universal+)
La Guerra de los Reinos adapta la novela Hagen von Tronje, escrita en 1986 por Wolfgang Hohlbein, y bebe directamente de Nibelungenlied, uno de los cantares de gesta más influyentes de la tradición germánica.
La serie retoma ese cruce entre hechos históricos y mitología para construir una fantasía medieval anclada en eventos que se remontan al siglo V, cuando Europa occidental enfrentaba invasiones, colapsos políticos y disputas territoriales.
El relato se sitúa en un momento crítico para el reino de Borgoña, amenazado por la avanzada de los hunos desde el este y por la presión estratégica del Imperio romano desde el sur. En medio de ese escenario, un rey joven e inexperto busca alianzas que podrían salvar o condenar a su pueblo, mientras fuerzas externas e internas empujan la historia hacia un desenlace inevitable.
Hagen y Sigfrido: dos visiones opuestas del poder
(Universal+)
Uno de los giros más interesantes de la miniserie es su elección de protagonista. Hagen, tradicionalmente visto como el villano del mito, ocupa aquí el centro del relato.
Interpretado por Gijs Naber, es un soldado formado en la obediencia, criado por la familia real y convencido de que el orden se sostiene a través del sacrificio personal. Su mundo se quiebra cuando la política, la guerra y los sentimientos entran en conflicto.
Frente a él aparece Sigfrido, encarnado por Jannis Niewöhner, un cazador de dragones cuya reputación lo precede. Carismático, impredecible y ajeno a la idea de lealtad institucional, Sigfrido representa una amenaza tanto militar como simbólica para el reino. Su llegada no solo altera el equilibrio de poder, sino que expone las grietas morales de quienes lo rodean.
Amor, guerra y decisiones irreversibles
(Universal+)
El conflicto central se intensifica con la figura de Krimilda, la hija del rey Dankart. Entre ella y Hagen existe un vínculo silencioso marcado por la imposibilidad, mientras que la aparición de Sigfrido despierta en la princesa una nueva forma de afirmarse y cuestionar el orden establecido.
La historia de amor se entrelaza con batallas sangrientas y maniobras políticas, recordando que, en este mundo, los sentimientos también pueden ser armas.
La serie no rehúye mostrar las consecuencias de cada elección. Las alianzas se rompen, las promesas pesan y el pasado regresa una y otra vez para exigir cuentas, en una narrativa donde el destino no es un concepto abstracto, sino el resultado directo de decisiones humanas.
Fantasía medieval con identidad propia
(Universal+)
Filmada en escenarios naturales de República Checa e Islandia, La Guerra de los Reinos apuesta por una puesta en escena que refuerza la sensación de crudeza y monumentalidad.
Los enfrentamientos, la presencia de dragones y el componente sobrenatural no funcionan como ornamento, sino como extensión del conflicto interno de los personajes.
Boss y Stennert han señalado que la magia en la serie actúa como una metáfora de las emociones humanas: impredecible, seductora y peligrosa. En ese sentido, la fantasía no se presenta como escape, sino como un espejo de las contradicciones que atraviesan a los protagonistas.
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