Pixar se hizo su nombre rompiendo barreras, comenzando con Toy Story, la primera película del estudio y el primer largometraje totalmente animado por computadora. Casi 30 años después, los artistas de ese sello siguen buscando conquistar la próxima frontera.
Es por eso que un proyecto cinematográfico tan innovador como Elemental, que se estrenó esta semana en Colombia con el título de Elementos, significaba para el estudio la oportunidad de hacer frente a un nuevo desafío: en este caso, el de dar vida a personajes elementales, y particularmente a una protagonista hecha completamente de fuego.
El estudio había desarrollado herramientas para efectos de fuego en el pasado, pero esto era otra cosa. Del truco con el ave en A Bug’s Life al ardiente temperamento de ‘Ira’ en Inside Out, el fuego en las películas de Pixar ha jugado un papel, pero nunca había tenido un papel… hasta que llegó Ember.
El hecho de que esta vez el fuego mismo fuera un personaje planteaba el desafío adicional de hallar un delicado equilibrio entre la realidad y la interpretación artística. Como señaló el supervisor de efectos visuales Sanjay Bakshi, el estudio luchó para equilibrar la dinámica natural del fuego con la forma y las características de la figura.
Los intentos iniciales de hacer que Ember ardiera con un fuego realista lograron hacer que luciera más demoníaca de lo previsto. Eso puede funcionar para el Balrog de Lord of the Rings, pero un personaje de Pixar puede parecer horrible si es demasiado realista.
Así que atenuar el elemento horripilante fue lo primero. Pero incluso tras lograrlo, el desafío de crear un personaje reconociblemente ardiente pero a la vez adorable se mantuvo. La solución vino de un truco relativamente sencillo: la velocidad.
El fuego tiene un ritmo natural pero, si se ralentiza, se convierte en algo parecido a un plasma. Los artistas de Pixar sabían cómo lograrlo, pero era un proceso complejo, dispendioso… y costoso.
Transferencia de estilo neuronal
Es ahí donde la tecnología prestó una mano. Gracias a los avances de la Association for Computing Machinery en el uso del aprendizaje automático para perfeccionar texturas y movimientos de telas y tejidos en la animación de multitudes, se desarrolló una técnica que le venía como anillo al dedo a las necesidades de Pixar.
Se trataba de un método llamado transferencia de estilo neuronal (NST), un tipo de inteligencia artificial similar al que se emplea en aplicaciones de fotografía para transformar una foto y darle el estilo de un Van Gogh o un Picasso.
Dotada de vastas capacidades de computación, esa técnica puede manipular los vóxeles (esencialmente el equivalente en 3D de los píxeles) para animar un personaje y darle una estética visual particular.
Al aplicar NST al fuego animado de manera realista, fue posible alterar su estilo e introducir así la dirección artística a un elemento que de otro modo sería indomable. Así nació Ember, una mezcla armoniosa de llama realista y estilo distintivo de Pixar, creada superponiendo patrones de llama más caricaturizados (los artistas de Pixar los llaman "flor de lis") sobre la simulación de fuego original.
Sin embargo, cada avance tiene sus inconvenientes. El uso extensivo del aprendizaje automático requirió una cantidad sustancial de potencia informática. Debido a los recursos limitados, el equipo había planeado inicialmente aplicar la técnica solo a primeros planos de Ember. Sin embargo, pronto quedó claro que, para mantener la consistencia, el mismo enfoque tendría que ser utilizado para todos los personajes basados en el fuego.
Esto llevó al equipo a utilizar de manera innovadora GPU inactivas en las estaciones de trabajo de Pixar durante la noche, reduciendo el tiempo de renderizado de fotogramas de cinco minutos a un segundo, consiguiendo así renderizar todas las tomas necesarias.
Esta convergencia de arte y tecnología no solo hizo posible que la película se viera como sus autores deseaban, sino que le dio al estudio una herramienta capaz, versátil, que de seguro impulsará una nueva era de proyectos creativos, en la que los avances tecnológicos y la visión artística se mezclan para dar vida a lo imposible.