Sí, es verdad, el final de Game of Thrones fue decepcionante. Explicar por qué seguramente llenaría el espacio disponible en esta nota. Pero a pesar de su inmerecedora despedida, el legado de lo que Thrones fue ha hecho difícil -algunos dirían: imposible- señalar en el nutrido paisaje de la televisión (o, con más precisión, el streaming) a una serie que pueda preciarse de ser su digna sucesora.
Es, más o menos, lo que pasó en su momento con Lost, que tuvo muchos imitadores (y los tiene aún, ¿alguien ha visto Manifest?) pero no sucesores y por eso, si bien podemos enumerar productos que van de The Witcher a The Mandalorian, a Foundation y a la multimillonaria decepción que fue la precuela de The Lord of the Rings, nadie, ni siquiera su descendiente directa, House of the Dragon, puede reclamar el título, así esta última use al comienzo el mismo mítico tema musical.
Pero, aunque todavía es temprano para saberlo, puede que El problema de los tres cuerpos tenga la oportunidad de lograrlo.
En términos muy, pero MUY generales, la historia central de la primera temporada de esta serie, basada en la novela del mismo nombre, gira en torno a un grupo de físicos que intentan comprender qué sucede en el universo cuando, de pronto, los más sofisticados instrumentos científicos comienzan a mostrar resultados absurdos, imposibles.
Creada por David Benioff y D. B. Weiss (los responsables de Game of Thrones) a quienes se suma Alexander Woo, la serie entrelaza personas, lugares y elementos de los tres libros que conforman la saga Remembrance of Earth's Past, de Liu Cixin, para darle a la acción un ritmo ágil, pero comprensible, a la vez que alimenta un misterio que no termina de ofrecer una respuesta cuando te clava dos nuevas preguntas.
La serie es, por necesidad, muy diferente del libro de Liu, que es denso y detallado. Pero los temas centrales no solo permanecen, sino que de alguna manera los realizadores los han destilado en sus fuerzas más elementales.
En Xataka Colombia nos proponemos reseñar uno a sus episodios. En esta nota, sin embargo, nos abstendremos de incluir spoilers.
Un comienzo con paso firme
Los primeros dos episodios cumplen la difícil tarea de resumir un arco complejo, lleno de giros y misterios. Sus escenarios (y aquí sí que hay ecos de la variedad geográfica de Game of Thrones) van de la China comunista de los 50 hasta el Londres actual y se adentran, como de seguro recordarán quienes vieron su poderoso trailer, en los paisajes de realidad virtual en los que reposan los secretos de la confrontación que se avecina para el mundo real.
Sorprende que, aunque en algún momento parece que la serie tejerá un tapiz de intrigas políticas (un juego de tronos, se podría decir), los productores evitan repetir el tema y destacan, en cambio, temas de dogmas y convicciones, de ciencia y de religión.
El primer episodio comienza con una violenta secuencia en la que un académico es condenado porque sus hechos desafían el dogma del Partido comunista. Sin que nadie lo pueda saber, su muerte es el punto de ignición de una mirada del mundo que, cuando llegue el momento, probará ser determinante para decidir el curso de la Historia. Así, en mayúscula.
La trama se mueva a Londres, en la actualidad, en donde un grupo de cinco amigos se encuentra, sin proponérselo, en el centro de una intriga global que parece dirigida a la comunidad científica. Desafiando normas y convenciones, e incluso las propias leyes de la física, fenómenos inexplicables obligan al espectador a considerar motivos metafísicos, paranormales, incluso divinos.
Pero como lo augura la ominosa cuenta regresiva que ven algunos de los personajes, sea cual sea el origen, para el final de la magistral primera hora de El problema de los tres cuerpos queda claro que está tomando forma una amenaza global.
A pesar de que hace cada esfuerzo posible por aligerar el material del que procede, que es un libro denso y, aceptémoslo, lento, probablemente esta sea una serie desafiante para espectadores desprevenidos.
Pero quienes abracen su locura y se queden con ella, sin duda hallarán que El problema de los tres cuerpos ofrece la recompensa de una trama sorprendente, personajes verosímiles y composiciones visuales refrescantemente nuevas.
Solo el tiempo dirá si hemos presenciado el nacimiento de una saga. En este punto, no está confirmado, siquiera, que veamos una segunda temporada. Pero se agradece vivir en una época en que esta clase de historias, que cruza épocas, continentes, sistemas solares y dimensiones es posible.
Los ocho episodios de El problema de los tres cuerpos pueden verse desde hoy en Netflix.