Durante décadas, la frase "adaptado de un videojuego" evocaba imágenes de críticas negativas y decepciones en taquilla. Nadie se salvaba: De Mortal Kombat a Super Mario Bros. y de Resident Evil a Assassin's Creed, existía una brecha aparentemente insalvable entre el entretenimiento interactivo y la narrativa lineal.
Los fracasos de crítica y de taquilla se multiplicaron, al punto de que tomó peso la noción de que no había cómo traducir correctamente historias largas, interactivas, cargadas de lore, a unos cuantos minutos de una película, o al formato serializado de la tv.
Sin embargo, en los últimos cinco años se ha producido un cambio notable. Tanto el cine como la televisión han visto surgir una creciente colección de adaptaciones decentes, e incluso brillantes, lo que ha impulsado una revaluación de este mito arraigado en la industria.
La tendencia comenzó a cambiar con producciones que demostraron una comprensión más profunda de su material original, y que lograron ver más allá de los puntos argumentales superficiales para capturar la esencia de lo que hacía a los juegos tan atractivos. En lugar de simplemente traducir la narrativa de un juego al pie de la letra, las adaptaciones exitosas a menudo se han centrado en traducir su tono, la dinámica de los personajes o el núcleo temático.
Este enfoque más matizado ha permitido libertades creativas que benefician al nuevo medio, sin alienar a los fans más fieles. Un ejemplo es el episodio tres de la primera temporada de The Last of Us, que tomó la historia de Bill y Frank -que el juego apenas esboza- y la desarrolló para crear una de las mejores horas de televisión de su año.
Es cierto, por cada The Last of Us hay una Halo, y por cada The Super Mario Bros. Movie hay una Borderlands. Pero en este punto, queda claro que se puede. Y Hollywood está tomando nota.
Esta reciente ola de calidad ha suscitado debate sobre si la antigua "maldición" finalmente se ha roto. La mayor participación de los desarrolladores de juegos en el proceso de adaptación, parece, garantiza la autenticidad y el respeto por la visión original. Y, claro, la libertad narrativa también parece ser un factor importante.
Estas son algunas obras que nos dan fe en el futuro de las adaptaciones de videojuegos en el cine y la TV.
Del videojuego a la gran pantalla
A comienzos de la década, las cosas estaban mal para las adaptaciones de videojuegos. Mientras el género de superhéroes ascendía sin control, las películas basadas en juegos tuvieron, durante el decenio anterior, que padecer fiascos como El Príncipe de Persia (2010), Resident Evil 4 (2010), Resident Evil 5 (2012), Need for Speed (2014) y Hitman (2015).

Cuando parecía que no podía ser peor, 2016 nos clavó un combo de cinco fracasos, con Ratchet y Clank, Angry Birds, Warcraft, Assassin's Creed y una sexta e innecesaria entrega de Resident Evil, misericordiosamente llamada "Capítulo Final".
Sin embargo, dos héroes peludos llegaron a salvar las cosas, con los estrenos de Detective Pikachu (2019) y Sonic the Hedgehog (2020). Esta última fue una salvada de último minuto, porque después del rechazo suscitado por el primer trailer, el estudio tomó la decisión de devolver el proyecto a la mesa de diseño. El resultado fue un éxito que dio lugar ya a dos continuaciones y una serie en Amazon Prime Video.
Los ejecutivos se dieron cuenta de que apresurarse no era el camino, y por eso los siguientes proyectos de tomaron su tiempo. Eventualmente, los estrenos de Five Nights at Freddy's y The Super Mario Bros. Movie, en 2023, demostraron el potencial de las IP de videojuegos, de las que este año surgieron Minecraft y Until Dawn.
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En la pequeña pantalla
Un renacer comparable se vivió en la televisión. Los servicios de streaming, en particular, apostaron por propiedades que se beneficiaron del tratamiento serializado.
Netflix pegó con fuerza con productos como Castlevania (2017) y The Witcher (2019). Amazon adquirió Twisted Metal (2023) y produjo Fallout (2024) con razonable éxito. Con todo, las dos joyas de la corona son, de momento, Arcane (2021), de Netflix, y The Last of Us (2022), de Max.
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Si bien puede ser prematuro declarar la maldición completamente erradicada, la evidencia sugiere un cambio significativo.
La era de las adaptaciones de videojuegos consistentemente deficientes podría haber quedado atrás, reemplazada por una época en la que la calidad se está convirtiendo cada vez más en la regla, en lugar de la excepción.
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