En el imaginario de las verdes colinas de Colombia, donde el aire está cargado con el aroma del café y la neblina de las lluvias de las montañas, existe una figura entretejida en el tejido mismo de la identidad de la nación. Su nombre es Juan Valdez, y consumidores de docenas de países asocian su nombre y su figura con el mejor café del mundo.
Ahora que se ha conocido la noticia del fallecimiento de Carlos Castañeda, quien encarnó a Juan Valdez durante los últimos 20 años, vale la pena examinar su legado en la construcción icónico personaje, cuyo legado trasciende la mera existencia mortal para encarnar el alma de la cultura cafetera de Colombia.
Un ícono mundial
Durante décadas, Juan Valdez ha sido más que un símbolo. Su historia comienza en 1959, cuando la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, ente que reúne al gremio caficultor, decidió que el trabajo y dedicación de las miles de familias caficultoras que representaban, debía ser también reconocido a nivel internacional.
Para ello se encargó a la agencia Doyle Dane Bernbach (DDB) crear un símbolo y darle un nombre.
La agencia creó a Juan Valdez, un personaje con la imagen que se asocia con los campesinos colombianos, y se concentró en plasmar en él una labor digna en el campo como productor premium de café.
Se trata de un hombre delgado, con bigote castaño, que usa un sombrero, típico de los campesinos que trabajan al sol en Colombia. Viste una camisa ligera, trae un poncho y un delantal de cuero. Y, por supuesto, usa un “carriel” antioqueño.
A lo largo de la historia, tres hombres han representado a Juan Valdez. Un dato curioso es que el primero no era colombiano.
Así las cosas, el primero en encarnar a Juan Valdez fue el cubano José Duval, quien lo personificó hasta 1969. El segundo Juan Valdez, quien protagonizó su mayor periodo de expansión global, entre 1969 y 2006, fue el antioqueño Carlos Sánchez. Cuando este se retiró, el rol pasó a manos de Carlos Castañeda, cuya muerte lamenta por estos días el país.
Procafecol (Promotora de Café Colombiana) es la empresa privada, propiedad de la Federación, encargada de seleccionar a una persona que manifieste el espíritu de la cultura cafetera y, al encarnar a Juan Valdez, se haga conocida a escala mundial. El proceso de escogerlo es largo y meticuloso.
Hoy varias décadas después, el logo de Juan Valdez con la figura emblemática del personaje junto a su mula, Conchita, se usa en todos los productos y servicios que la marca ofrece.
Su presencia en los sacos de café que se exportaban a todo el mundo, así como en los locales en los que se vende café de Colombia lo hizo una de las marcas más conocidas del planeta.
Una aparición muy recordada ocurrió en la película Todopoderoso, en la que el personaje que interpreta principal Jim Carrey, pide como deseo, un café, y en su ventana aparece Juan Valdez para servírselo, diciéndole: “Disfute un buen café”. Tras agardecerle y tomar un sorbo, el actor dice: “Este es un fresco café de montaña directamente de Colombia”.
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