Jimmy Pepinosa
EditorA simple vista, la reciente ola de despidos en Microsoft podría parecer una reacción a condiciones económicas difíciles. Sin embargo, los números cuentan otra historia.
En el mismo periodo en que la compañía redujo su plantilla en más de 15.000 personas, 9.000 de ellos en su ronda más reciente, también reportó internamente un ahorro de 500 millones de dólares en costos de atención al cliente, gracias a la implementación de herramientas de inteligencia artificial.
El dato no pasó desapercibido debido a que según analistas y medios especializados estadounidenses, los despidos no parecen una consecuencia de una crisis, sino el resultado de una creciente eficiencia.
El uso de la IA crece, así como el debate
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Recientemente se reveló que Judson Althoff, director comercial de Microsoft, fue claro en una presentación interna al señalar que la IA ya está teniendo un impacto medible en productividad, desarrollo de producto y soporte técnico.
Según el ejecutivo, más de un tercio del código de sus nuevos productos está siendo generado por IA. Además, las herramientas han permitido mejorar la experiencia tanto de empleados como de clientes, mientras reducen costos a gran escala.
Con este telón de fondo, la pregunta no es si la IA está influyendo en decisiones estructurales, sino hasta qué punto lo está haciendo, y si lo que está ocurriendo en Microsoft es apenas un anticipo de una transformación laboral más profunda.
Esto mientras crece el debate pues sumado a las cifras positivas por Microsoft, se añadió sal a la herida de muchos despues de ejecutivos restantes usaron IA para generar gráficos de llamadas de contratación y sugirieron que los empleados despedidos buscaran consuelo en herramientas de IA, pese a que puestos están siendo reemplazados por esta tecnología.
Contradicciones difíciles de ignorar
(Microsoft)
La historia se complica con otro movimiento casi paralelo. Bajo el lema “Putting people first”, Microsoft presentó la iniciativa Elevate y el AI Economy Institute, un compromiso de 4 mil millones de dólares para impulsar la capacitación en IA a través de escuelas, universidades técnicas y organizaciones sin fines de lucro.
La intención, aseguran desde la compañía, es preparar a millones de personas para integrarse a la nueva economía digital.
Pero el contraste entre este ambicioso programa de impacto social y la realidad inmediata de miles de despidos genera tensiones difíciles de ignorar, especialmente cuando muchos de los roles eliminados parecen estar siendo sustituidos, al menos en parte, por sistemas automatizados que los mismos empleados ayudaron a desarrollar.
Cambio en la naturaleza del trabajo
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Brad Smith, presidente de Microsoft, ha insistido en que la IA no fue el factor predominante detrás de los despidos, y atribuyó la decisión a una combinación de prioridades comerciales cambiantes y altos costos de capital.
No obstante, también reconoció que la naturaleza del trabajo está cambiando, y que los roles actuales se verán inevitablemente transformados por la irrupción de estas tecnologías.
En un año fiscal marcado por una inversión récord de 80.000 millones de dólares en infraestructura para IA, es difícil separar estos procesos de una estrategia empresarial claramente orientada a la automatización y la escalabilidad.
Futuro incierto para el trabajo
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Este escenario, aunque impactante, no es completamente nuevo. Voces como la del editor Ed Bott señalan que esta transición recuerda otras revoluciones tecnológicas del pasado: desde la automatización de las centrales telefónicas hasta la desaparición de los equipos de digitación por la llegada del computador personal.
Lo que sí parece diferente esta vez es la velocidad del cambio y la escala de lo que está en juego.
Algunos expertos como Dario Amodei, CEO de Anthropic, advierten que hasta el 50 por ciento de los trabajos de oficina de nivel inicial podrían desaparecer en los próximos cinco años debido al avance de la IA.
Encuestas recientes muestran que casi la mitad de los gerentes que han evaluado si la IA puede reemplazar a sus equipos han terminado efectivamente automatizando esos roles. Por otro lado, otros especialistas creen que la IA también abrirá nuevas oportunidades, pero reconocen que probablemente no en la misma proporción ni al mismo ritmo.
¿Es una realidad que debe preocuparte?
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Lo que queda claro es que estamos transitando un terreno incierto. Las leyes laborales actuales no contemplan con claridad los impactos de la automatización, y las protecciones para los trabajadores frente al reemplazo por IA son limitadas o inexistentes en la mayoría de los países.
Mientras tanto, la responsabilidad recae en los individuos, llamados a reconvertirse, capacitarse y adaptarse a un entorno donde la eficiencia algorítmica redefine lo que significa ser productivo.
Para los trabajadores en tecnología y más allá, lo que ocurre en Microsoft podría ser una señal temprana de lo que está por venir.
No necesariamente una sentencia, pero sí una advertencia: la inteligencia artificial no es solo una herramienta de productividad. También es un nuevo actor en la economía del trabajo. Y su rol, aunque aún en evolución, ya está cambiando las reglas del juego.
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