Los precios de las baterías de iones de litio, el corazón de los vehículos eléctricos, cayeron un 20% en 2024, lo que marca su mayor reducción desde 2017. Así lo reveló un informe reciente de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que atribuye esta baja a la intensificación de la competencia, el aumento de la producción a gran escala y continuos avances tecnológicos.
Esta reducción de costos se traduce en vehículos eléctricos más asequibles para los consumidores, pero también pone en evidencia un desequilibrio cada vez más marcado en el panorama industrial global: mientras China consolida su posición de liderazgo, Estados Unidos y Europa enfrentan rezagos estructurales.
China: eficiencia, escala y control de recursos
Según la AIE, China fue responsable del 80% de la producción mundial de celdas de batería en 2024. Su dominio no es casual: combina una cadena de suministro integrada, acceso privilegiado a minerales críticos, como litio, cobalto y níquel, y una fuerza laboral altamente cualificada.
Además, el país asiático lidera la adopción de baterías LFP (litio-ferrofosfato), una tecnología que históricamente era vista como inferior en rendimiento, pero que ha mejorado de forma significativa. Hoy, estas baterías representan casi la mitad del mercado global y son clave para reducir costos. Renault, por ejemplo, ya ha confirmado su uso en futuros modelos.

«China no solo fabrica más baterías, sino que lo hace de forma más eficiente y económica», destaca el informe. Esta capacidad de escalar producción y reducir precios redefine el mercado global.
Pese al crecimiento del 50% en la capacidad de fabricación de baterías en Estados Unidos durante 2024, impulsado por empresas coreanas como LG Energy Solution y SK Innovation, atraídas por los incentivos de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), el país aún está muy por detrás de China.
Europa, por su parte, enfrenta un panorama más incierto. La quiebra de Northvolt en Suecia, una de las apuestas más importantes del continente, frenó el crecimiento del sector, aunque la región logró un aumento del 10% en capacidad instalada.
Pero el riesgo más inminente para EE. UU. podría no ser tecnológico, sino político. La posible aprobación del "Gran y Hermoso Proyecto de Ley" propuesto por Donald Trump amenaza con eliminar los actuales créditos fiscales para vehículos eléctricos, lo que pondría en jaque la competitividad del país frente a Asia.
Mientras Occidente lidia con desafíos internos, mercados emergentes como India, Brasil y el Sudeste Asiático adoptan con fuerza las baterías LFP, muchas veces importadas de fabricantes chinos como BYD o producidas localmente por empresas como Tata Motors. En estas regiones, más del 50% de los vehículos eléctricos ya utilizan esta tecnología.
En la Unión Europea, la adopción de baterías LFP creció un 90% durante 2024. En contraste, en EE. UU. su participación apenas alcanza el 10%, limitada por los aranceles impuestos a productos chinos. «El mundo está adoptando las baterías LFP, pero EE. UU. se está quedando atrás por decisiones políticas», advierte la AIE.
¿Un futuro más barato... o más frágil?
Aunque la caída de precios representa una buena noticia para el mercado y los consumidores, la AIE advierte sobre un posible “efecto rebote”. El precio del litio también cayó un 20% en 2024 debido a excedentes temporales, pero si la demanda sigue creciendo sin una inversión sostenible en minería, podrían aparecer cuellos de botella y una nueva alza de precios.
La transición hacia la movilidad eléctrica avanza, pero el terreno está lejos de ser parejo. Y, por ahora, China lleva la delantera.
Ver 0 comentarios