Chery eQ7: probamos este SUV eléctrico con más de 500 km de autonomía, diseño renovado, dirección precisa y suspensión firme

El mercado colombiano de vehículos eléctricos ha experimentado en 2025 un crecimiento exponencial y récord, con cifras que superan el 150 por ciento de aumento interanual, así como ventas acumuladas que superan las 15.000 unidades hasta octubre pasado.

Ante este gran auge, la conversación de los usuarios se ha centrado en cómo se comportan estos vehículos en el uso diario, qué tan bien resuelven la vida en ciudad y carretera, y si su precio realmente corresponde a lo que entregan. 

Bajo esa premisa en Xataka Colombia nos pusimos al volante del Chery EQ7, el primer SUV eléctrico de la marca que llegó al país y que posteriormente fue seguido por la Chery iCAR 03. Una opción con cifras ambiciosas de autonomía y una propuesta de diseño que no pasa desapercibida.

Y durante varios días de prueba, el EQ7 mostró una personalidad clara: una conducción silenciosa, una puesta a punto que prioriza la estabilidad y un interior que apuesta por el minimalismo digital. 

Más que buscar el impacto inmediato, este modelo propone una experiencia de manejo pensada para quien quiere dar el salto a la movilidad eléctrica sin sentirse en un producto experimental. A continuación, así fue nuestra experiencia con el primer eléctrico de Chery en Colombia

Ficha técnica – Chery EQ7 (Colombia)

Autonomía y motor: eficiencia pensada para el uso real

Uno de los puntos que más interés despierta en cualquier vehículo eléctrico es hasta dónde puede llegar y cómo entrega su potencia. En el caso del Chery EQ7, la ficha promete cifras que, en la práctica, buscan ajustarse a una conducción cotidiana más que a la espectacularidad.

El SUV equipa un motor eléctrico ubicado en el eje trasero que desarrolla 211 caballos de potencia y 285 Nm de torque. Sobre el papel, los números son competitivos; en la conducción, lo que más llama la atención es la forma en que esa potencia se administra. 

La energía proviene de una batería de fosfato de hierro y litio de 65,5 kWh, con una autonomía homologada de 512 kilómetros. En uso mixto, esa cifra resulta coherente siempre que se mantenga una conducción moderada y se aproveche el sistema de regeneración. 

Modos de manejo y recarga 

La respuesta al acelerador es progresiva y dosificable, especialmente si se activan los modos Standard y Eco, lo que evita los tirones bruscos típicos de algunos eléctricos y facilita la adaptación para quienes vienen de vehículos a combustión.

Mientras que en modo Sport, la entrega cambia de carácter y el empuje se siente inmediato, confirmando que el potencial está ahí cuando se le exige.

Y el modo E-Pedal permite maximizar esa recuperación de energía, aunque exige un breve periodo de adaptación por la intensidad del frenado al soltar el acelerador.

En cuanto a recarga, el EQ7 ofrece flexibilidad. Con carga rápida en corriente continua, puede pasar del 30 al 80 por ciento en unos 35 minutos, un tiempo razonable para viajes largos. 

En carga alterna doméstica, el proceso se extiende hasta unas ocho horas, lo que encaja con rutinas nocturnas. En conjunto, motor y batería conforman un sistema equilibrado que prioriza autonomía usable y suavidad de marcha, más que cifras pensadas solo para impresionar.

Diseño exterior: presencia sin estridencias

La EQ7 confirma que el diseño sigue siendo un factor decisivo, incluso en un vehículo eléctrico. En la calle llama la atención por sus proporciones, los paneles limpios y un trabajo aerodinámico evidente. 

El frontal cerrado, las ópticas LED delgadas y la firma luminosa trasera que recorre todo el ancho le dan una lectura visual cercana a lo que hoy proponen varios fabricantes europeos. En los costados, el planteamiento es más conservador, con rines aerodinámicos y un techo bitono que aporta contraste sin caer en excesos.

Fabricado en China sobre una arquitectura de aluminio, el EQ7 entra al segmento de los SUV eléctricos medianos con una promesa clara: el confort dinámico y un nivel de equipamiento que apunta a categorías más altas. 

Interior: minimalismo que se siente premium

Puertas adentro, el EQ7 cambia el tono del segmento. La cabina es amplia, luminosa y con una combinación de colores poco habitual en el mercado local. 

La ausencia de botón de encendido, la palanca de cambios detrás del volante y la eliminación casi total de botones físicos refuerzan una sensación de limpieza visual. La posición de manejo es elevada, con buena visibilidad general, aunque el ancho del vehículo se hace notar en maniobras cerradas.

Asimismo, los asientos delanteros con ajuste eléctrico, la memoria de posición y el techo panorámico completo elevan la experiencia diaria. Detrás, el espacio es generoso en todas las cotas, mientras que el baúl, aunque amplio, queda algo alto al momento de cargar objetos pesados, un detalle propio de este tipo de plataformas eléctricas.

Tecnología: todo pasa por la pantalla

La experiencia tecnológica del EQ7 es, al mismo tiempo, su mayor virtud y su principal curva de aprendizaje. 

Prácticamente, todas las funciones se concentran en la pantalla central de 12,3 pulgadas, desde el climatizador hasta los ajustes de conducción. Para usuarios familiarizados con interfaces digitales complejas, el sistema resulta lógico; para quienes prefieren controles físicos, exige adaptación.

No hay compatibilidad con Android Auto ni Apple CarPlay, aunque sí conectividad Bluetooth y cargador inalámbrico ventilado. A favor, suma sensores de luz y lluvia, iluminación ambiental configurable y una cámara de 360 grados con alta definición que resulta clave para maniobrar en ciudad.

Al volante: silencioso, preciso y estable

En movimiento, el EQ7 deja claro que su enfoque no es la explosividad inmediata típica de algunos eléctricos. 

La entrega de potencia es progresiva y controlada, lo que lo hace más cercano en sensaciones a un SUV de combustión bien afinado. En modo Sport, los 211 hp se sienten con claridad y la respuesta es contundente, aunque a costa de una reducción visible en la autonomía.

La dirección se ajusta con la velocidad y transmite confianza, mientras que la suspensión trabaja de forma consistente sobre irregularidades y rizados del asfalto. En carretera, el aislamiento acústico es uno de sus puntos más sólidos: pocos ruidos externos logran filtrarse a la cabina, incluso a ritmos sostenidos.

El frenado regenerativo requiere un breve periodo de adaptación, especialmente en modo Eco, donde la desaceleración es más marcada. Una vez entendido su funcionamiento, el control se vuelve natural y predecible.

Seguridad y asistencias: un paquete completo

El EQ7 llegó a Colombia en una única versión con un conjunto amplio de asistencias avanzadas. Control crucero adaptativo, monitoreo de punto ciego, alerta de tráfico cruzado, mantenimiento de carril y frenado autónomo conviven con seis airbags, freno con Auto Hold y cámara panorámica. 

Todo esto refuerza una sensación de vehículo pensado para recorridos largos y uso familiar.

Precio en Colombia

El Chery EQ7 se comercializa en el país por 160.000.000 pesos, una cifra que lo ubica en una posición competitiva frente a otros SUV eléctricos del segmento. Por lo que ofrece en autonomía, espacio, equipamiento y experiencia de conducción, se presenta como una alternativa sólida para quienes buscan dar el salto a la movilidad eléctrica sin renunciar a sensaciones de manejo conocidas.

Y tras varios días al volante, queda claro que el EQ7 no busca impresionar con artificios, sino convencer desde el equilibrio. Es un SUV eléctrico que prioriza la experiencia real de conducción y que demuestra que la transición eléctrica también puede sentirse familiar.