¿Cómo seguir a un objeto interestelar que viaja a 210.000 km/h? Así es como los telescopios espaciales han logrado captar a 3I/ATLAS mientras avanza rápidamente a su punto más cercano con la Tierra

Upscalemedia Transformed 2025 11 09t104317 432
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
jimmy-pepinosa

Jimmy Pepinosa

Editor

3I/ATLAS, el misterioso visitante del espacio interestelar que se desplaza por el Sistema Solar a más de 210.000 kilómetros por hora, no solo ha desconcertado a la comunidad científica por su inusual actividad que ha puesto a prueba lo que hasta ahora se sabe de los cometas, sino que también ha planteado un desafío extremo para la observación astronómica. 

Sin embargo, gracias a una combinación de telescopios terrestres, sondas espaciales y complejos modelos de dinámica orbital, los astrónomos han logrado seguir su trayectoria, estudiar sus inusuales cambios de brillo y anticipar el momento en que alcanzará su punto más cercano con la Tierra.

Descubierto el 1 de julio de 2025 por la red de vigilancia ATLAS, en Chile, 3I/ATLAS es apenas el tercer objeto confirmado proveniente de fuera del Sistema Solar, después de ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Su origen se ubicaría en las zonas más antiguas del disco grueso de la Vía Láctea, y los científicos estiman que podría tener más de 11.000 millones de años, es decir, más antiguo que el propio Sol.

Y desde su detección inicial, su comportamiento ha desconcertado a los astrónomos, pues su brillo ha aumentado más de siete veces más rápido que el de un cometa común, su color ha pasado de rojizo a un azul intenso, y su aceleración no puede explicarse únicamente por la gravedad solar.

Cómo se sigue la pista de un cometa interestelar

3I/ATLAS (NASA)

Observar un objeto tan veloz y lejano requiere una coordinación internacional y una mezcla de tecnología avanzada y precisión matemática.

El seguimiento comienza con los telescopios automatizados del sistema ATLAS, que comparan imágenes del cielo nocturno tomadas a intervalos regulares. Cuando un objeto cambia de posición respecto a las estrellas de fondo, los algoritmos lo identifican como un candidato a objeto en movimiento.

A partir de ahí, otros observatorios en todo el mundo, tanto profesionales y aficionados, apuntan sus telescopios hacia él, generando una base de datos global que alimenta los cálculos de su trayectoria. Con esos datos, programas como el JPL Horizons de la NASA determinan su órbita exacta. 

En el caso de 3I/ATLAS, los resultados fueron concluyentes: su órbita es hiperbólica, lo que confirma que se trata de un visitante interestelar que no regresará al Sistema Solar.

A medida que avanza, los modelos se ajustan con observaciones adicionales. Las cámaras espaciales permiten observarlo incluso cuando su alineación con el Sol lo hace invisible desde la Tierra.

Telescopios que lo observan desde la Tierra y el espacio

3I/ATLAS (Tianwen-1)

En octubre, cuando el cometa estaba oculto detrás del Sol desde la perspectiva terrestre, la sonda Tianwen-1, que orbita Marte, logró captar las imágenes más cercanas obtenidas hasta la fecha

Su cámara de alta resolución detectó al 3I/ATLAS a unos 30 millones de kilómetros, mostrando un núcleo rodeado por una enorme envoltura de gas y polvo, la llamada coma, de varios miles de kilómetros.

Casi en simultáneo, la Agencia Espacial Europea (ESA) utilizó las sondas ExoMars Trace Gas Orbiter y Mars Express, equipadas con la cámara CaSSIS, para obtener imágenes del resplandor del cometa. Las observaciones confirmaron su intensa actividad, una señal de que el calor solar está liberando grandes cantidades de gas y partículas desde su superficie.

En diciembre, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) tiene programadas observaciones para analizar su composición química y buscar indicios de moléculas raras, como amoníaco o cianógeno, que podrían explicar su tonalidad azulada y su comportamiento inusual.

Un cometa que cambia ante nuestros ojos

3I/ATLAS (NASA)

El seguimiento con satélites solares como SOHO, STEREO-A y GOES-19 ha revelado un aumento de brillo sin precedentes. En apenas seis semanas, 3I/ATLAS incrementó su luminosidad a un ritmo dos veces superior al de un cometa típico, alcanzando una magnitud suficiente para ser visible con telescopios medianos.

Los investigadores sospechan que su superficie está liberando gases de manera irregular, posiblemente dióxido de carbono y compuestos orgánicos volátiles, que actúan como pequeños propulsores y alteran su movimiento. Esa expulsión de material también podría explicar su aceleración anómala.

Además, un estudio reciente sugiere que su capa superficial ha sido modificada por rayos cósmicos durante miles de millones de años, transformando químicamente sus hielos más externos. Este proceso habría convertido parte de su monóxido de carbono en dióxido de carbono, ocultando su composición original.

Un laboratorio natural de otro sistema solar

3I/ATLAS (NASA)

El próximo 19 de diciembre de 2025, 3I/ATLAS pasará a 269 millones de kilómetros de la Tierra, su punto más cercano antes de abandonar definitivamente el Sistema Solar. Aunque no representa ningún riesgo de colisión, ese momento será clave para obtener las mediciones más detalladas de su estructura y dinámica.

Después de cruzar la órbita de Júpiter en marzo de 2026, su brillo disminuirá rápidamente hasta volverse indetectable para los instrumentos actuales.

Mientras tanto, misiones como JUICE, rumbo al sistema joviano, aprovecharán su paso para observarlo desde el espacio profundo. Los datos de esas campañas podrían tardar meses en llegar, pero prometen responder preguntas fundamentales sobre la formación de sistemas planetarios más allá del Sol.

Inicio